Desmontando a Tony Heller

Me invitan a leer en Principia Scientific, uno de esos sitios «escépticos» que dicen tratar de ciencia y registrado en una conocida sede virtual del Reino Unido, un artículo de manual redactado por Tony Heller, bloguero negacionista del cambio climático que se hacía llamar Steven Goddard, titulado «The Climate Fraud Conspiracy: Key Evidence Explained» (La conspiración del fraude climático : La evidencia clave explicada).

En el invierno boreal de 2017 abundaban escritos como el de este mediático «enfriólogo», donde pretende colarnos como evidencias las erróneas conclusiones, típicas falacias y falsedades que componen el argumentario contra el cambio climático:
1. El manido período cálido medieval

  • «En 1990, Tom Karl y el IPCC mostraron que la Tierra estuvo mucho más caliente hace 900 años, durante el período cálido medieval»
  • «Pero en 1995, los científicos del clima tomaron la decisión de eliminar el molesto período cálido medieval»
  • «Para 2001, Michael Mann y el IPCC continuaron con sus planes y borraron el período cálido medieval»

Una curva sin escala extraída del capítulo 7 del Informe de 1990 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), una declaración sin referencias de 2006 realizadas por Deming, correligionario profesor ultraconservador ligado al petróleo, y un único gráfico sacado del Tercer Informe de Asesoramiento del IPCC diez años posterior al primero y de hace ya quince años. Esa es toda la artillería pesada de Heller para acusar a la comunidad científica internacional de «ocultar» un supuesto calentamiento medieval.

Lo que esconde el bloguero es que el texto que acompaña el diagrama de KARL ET AL (página 202) cita:

El último décimo de los trece siglos más recientes (sobre los años 950-1250) parece haber sido excepcionalmente cálido en Europa occidental, Islandia y Groenlandia (ALEXANDRE 1987, LAMB, 1988) . Este período se conoce como el óptimo climático medieval. China estuvo, sin embargo, fría en la misma época (principalmente en invierno) aunque el sur de Japón estuvo cálido (YOSHINO, 1978)

Esto es, un episodio más bien local.

Basta con verificar en la bibliografía que el estudio de ALEXANDRE está concretamente basado en fuentes narrativas (Le Climat en Europe au Moyen Age. Contribution à l’histoire des variations climatiques de 1000 à 1425 d’après les sources narratives de l’Europe Occidentale) para no atribuir exactitud a lo que los propios autores denominan diagrama esquemático.

Heller también soslaya que el gráfico de 2001 es una muestra del hemisferio norte (no de Europa Occidental ni de todo el planeta) y sobre todo se abstiene de citar el amplio margen de error para el período 1000-1600 y la evolución de los métodos de estimación. En efecto, la calibración de datos combinados terrestres y marinos (dendrocronología, núcleo del hielo, documentos históricos, corales) no evidencia una mayor calidez de este período respecto del siglo XX. El detractor pone la mira en MANN pero obvia que otros investigadores llegaron a similares conclusiones con datos y métodos diferentes.

Este francotirador podría aprender un poco del párrafo Was there a «Little Ice Age» and a «Medieval Warm Period»? y, sobre todo, tener un poco de respeto por la revisión y la actualización científicas. Sirva como muestra el que en Science Direct aparecen 58.000 publicaciones sobre climatic change en libros y revistas entre 1823 y 1990, mientras que se catalogaron 66.000 en el decenio 1991-2001 y 300.000 desde 2002 hasta hoy.


2. La infundada sospecha de los satélites desaparecidos

  • «El informe IPCC de 1990 también detallaba los datos satelitales de la NOAA sobre el Ártico, que mostraban cómo la extensión del hielo oceánico ártico era mucho menor en 1973 que en 1979»
  • «Los científicos del gobierno también sabían en 1985 que la extensión del hielo marino ártico era mucho menor en los 40’s y en los 50’s que en 1973»
  • «Los datos anteriores a 1979 sobre el hielo del Ártico eran extremadamente molestos, luego la NOAA los hizo simplemente desaparecer. Ahora sus gráficos comienzan justo en el pico del año 1979. He estado intentando encontrar los datos satelitales del IPCC anteriores a 1979 por el NOAA durante más de seis meses y aparecen como ‘imposibles de localizar’.»

Nótese cómo, para intentar obtener credibilidad, Heller denomina «científicos del gobierno» a Martin I. HOFFERT, de la universidad de Nueva York, y a Brian P. FLANNERY, de la petrolera Exxon, autores del capítulo 5 Model projections of the time-dependent response to increasing carbon dioxide (1985) donde se reproduce el gráfico de hielo del océano Ártico de VINNIKOV ET AL extraído de Current Climate Estimates in the Northern Hemisphere (1980). No deja de resultar curioso que, de un compendio que supera las 400 páginas, el bloguero no recupere más que una imagen para su osada intención de desmentir a la comunidad científica internacional. Pero lo que más llama la atención es que las estimaciones de hielo en ese gráfico se refieren solamente al sector del Océano Ártico entre 1920 y 1975 y están en escala absoluta (extensión entre 5,5 y 7,5 millones de km2), cuando los gráficos del IPCC se refieren al hielo marino de todo el Hemisferio Norte y sus escalas representan anomalías, una en km2 (1990) y otra en porcentaje (2001). No son gráficos comparables, ni en el espacio, ni a escala temporal, ni por las unidades indicadas.

Veamos qué representa el gráfico de 1980 respecto de las últimas modelizaciones del Quinto Informe del IPCC (2013):

ipcc-ar5-wg1-2013_vs_heller

IPCC AR5 WG1 fig 4-03 contra Tony Heller

Por otra parte, antes de editar un gráfico de 1990 sobre el hielo ártico con la afirmación «datos satelitales ilocalizables», Heller podría haberse asegurado de si esos datos existen realmente visitando el observatorio de hielo oceánico de la NASA, donde precisamente se indica que «Desde 1979, una colección de satélites ha suministrado un registro continuo y casi completo de la capa de hielo oceánico«. No es muy difícil colegir que los datos obtenidos de satélites previos eran discontinuos y dispersos.

En efecto, aunque en el informe IPCC de 1990 se cita (pág 224) que se han utilizado observaciones satelitales de rutina para representar la extensión de hielo ártico desde los primeros años 70, las limitaciones iniciales se evidencian en el informe IPCC de 2001:

La extensión del hielo marino (el área interior de las márgenes del hielo oceánico) se observó desde el espacio de 1973 a 1976 usando el instrumento ESMR (Electrically Scanning Microwave Radiometer) basado en satélites, y luego continuamente desde 1978 mediante los instrumentos SSMR (Scanning Multichannel Microwave Radiometer) de 1978 a 1987, y SSM / I (Special Sensor Microwave/Imager) de 1987 hasta hoy.

La intercalibración de datos de los diferentes satélites no llegó hasta 1997.

En cualquier caso, los picos de hielo en los años setenta quedan patentes en los gráficos de la NASA; sólo que hay que querer mostrarlo en relación con la evolución conocida :

sea_ice_1953-2016

NASA Earth Observatory. Anomalías de extensión del hielo oceánico 1953-2016 contra Heller

3. Los antiguos relatos imprecisos tomados como fuentes autorizadas

  • «En los 50’s, los científicos eran muy conscientes de que la ‘delgada corteza’ del hielo marino del Ártico estaba desapareciendo y predijeron un Ártico sin hielo en una sola generación»
  • «Los científicos también eran conscientes de que hacia 1970 el hielo marino del Ártico se estaba volviendo mucho más grueso y extenso»
  • «El calentamiento previo y el posterior enfriamiento del Ártico no convenían, por lo que la NOAA y la NASA los hicieron desaparecer»

Heller tiene que recurrir a extractos de prensa de hace sesenta años sin referencias estacionales para intentar sostener su hipótesis. El de 1958 cita la opinión de algunos científicos que esperaban el deshielo completo del Ártico «en el período de vida de nuestros hijos», seguido de otro recorte de 1970 sobre investigaciones árticas en un contexto de enfriamiento temporal. Uno se pregunta si ha leído realmente el informe IPCC de 1990:

Los barcos han observado durante mucho tiempo los límites del hielo marino, y los registros de los puertos contienen a menudo fechas de aparición y desaparición de los hielos portuarios y costeros. Estas observaciones presentan muchos problemas de interpretación (BARRY, 1986) aunque se cree que son más fiables después de 1950. Los cambios y fluctuaciones en la extensión del hielo marino del Ártico han sido analizados por MYSAK y MANAK (1989). No encontraron tendencias a largo plazo en la extensión del hielo marino entre 1953 y 1984 en una serie de regiones del océano Ártico, pero hubo una evidente variabilidad sustancial a escala de decenios en el área atlántica […] Desde 1976, la extensión del hielo marino en el Hemisferio Norte ha variado alrededor de un nivel climatológico constante, aunque en 1972-1975 la extensión del hielo marino fue significativamente menor.

En cualquer caso, nada de ocultación de esos episodios puntuales: El informe IPCC de 2001 dejó claro que el conjunto de datos hemisféricos y regionales para el Ártico permiten contextualizar las tendencias derivadas de los satélites a la escala de un siglo:

La Figura 2.15 muestra las series temporales anuales de la extensión de hielo del hemisferio norte por estación de 1901 a 1999, utilizando datos in situ antes de la era de los satélites (VINNIKOV ET AL, 1999). Cabe destacar que la cobertura espacial de los datos antiguos no está completa, con los mayores vacíos de datos en otoño e invierno. Debido a que se disponía de pocos datos, la variabilidad de las series de otoño e invierno en la Figura 2.15 es menor durante las primeras décadas del siglo. Globalmente, no hay datos de verano ni de otoño durante la Segunda Guerra Mundial.

Y para colmo, escoge las temperaturas de una sola estación como Reykjavik, que ni siquiera forma parte oficialmente de la región ártica, para que su teoría aparente evidencia.

4. El culto al salto térmico de los 40

  1. «En 1985, Phil Jones, de la CRU, mostró un gran pico de calentamiento global por 1940, seguido de un enfriamiento de unos 0,5ºC»
  2. «El pico de los 40’s era incómodo para Phil Jones y el resto de sus correligionarios, de modo que discutieron cómo deshacerse de él»
  3. «Y lo hicieron. Suprimieron totalmente el hito de los 40’s y el enfriamiento siguiente. Ya no existe en los registros de temperaturas»
  4. «La NASA también ha eliminado el molesto calentamiento de los 40’s y el posterior enfriamiento, tal y como los citados científicos hicieron»

4.1) Vuelve Heller/Goddard a utilizar el documento de 1985, esta vez por los picos del gráfico 5.1 extraído de Variations in Surface Air Temperature; Part 1, Northern Hemisphere, 1881-1980 (JONES, WIGLEY ET AL, 1982). HOFFERT y FLANNERY declaraban que «La temperatura superficial del aire mostrada en la figura 5.1 indica un calentamiento global de más de 0,5ºC de los años 1880 a los 1940. Este calentamiento no continúa; al contrario, estuvo seguido de una aparente nivelación y una tendencia decreciente con importantes variabilidades superpuestas«. En el hemisferio norte, recordemos.

4.2) Aunque esta teoría ya había sido rebatida en 2008, viene a colocar en el anzuelo uno de los correos electrónicos de la Universidad de Anglia Oriental (UEA) hackeados y seleccionados por escépticos antes de la cumbre de Copenhague de 2009 para crear el Climategate con el fin de desacreditar a los científicos de la CRU. En ese mail, WIGLEY (UCAR, Estados Unidos) discute con JONES (UEA, Reino Unido) repecto de la corrección de un enfriamiento oceánico incoherente con la tendencia terrestre.

Además de relacionar inapropiadamente un gráfico de temperaturas aéreas del hemisferio norte con un tratamiento de temperaturas marinas globales, el bloguero convierte un mero y necesario ajuste estadístico en una terrible conspiración sobre la manipulación de resultados. Esperará que nadie haya leído la explicación de las mediciones oceánicas a la baja en los 40’s ni cómo la Revisión Independiente de los E-mails sobre el Cambio Climático, una de las comisiones creadas para investigar el asunto, ya concluyera en 2010 en el capítulo 6 de su informe final que:

En cuanto a a los ajustes de datos, no hay base para alegar que la CRU realizara ajutes de datos que tuvieran un efecto significativo sobre la medias globales ni que con ello generara evidencias sobre el calentamiento reciente (…) No encontramos nada en el comportamiento por parte de los científicos de la CRU, objeto de las alegaciones tratadas en este capítulo, que socave la validez de su trabajo.

4.3) A continuación, el gurú negacionista pretende probar que el salto de los años 40 ha sido eliminado plantando aisladamente un gráfico multianálisis de anomalías de temperaturas globales, cuando su referencia de partida (HOFFERT & FLANNERY, 1985) representaba cambios de temperatura en el hemisferio norte probablemente medida sólo en estaciones. Cuando se cruza la curva de VINNIKOV ET AL con la que realmente corresponde de la NASA (anomalías térmicas del hemisferio norte registradas en estaciones en base 1881-1980), la coincidencia es evidente:

Mediciones de Vinnikov coincidentes prácticamente con los datos del GISS (NASA) contra Tony Heller

4.4) Para colmo, compone un montaje donde por fin llega a demostrar algo : Sus carencias en la correlación básica de conceptos climatológicos. A la sazón, compara un antiguo gráfico de cambios de temperatura global tierra-océano con base 1881-1980 (Climate Impact of Increasing Atmospheric Carbon Dioxide, HANSEN ET AL, 1981) con el multianálisis de anomalías térmicas sólo en tierra respecto de la media 1951-1980 (GISS-NASA, 2017). De nuevo, la combinación del dibujo de 1981 con el gráfico correcto de la NASA basado en estaciones presenta una correlación casi fiel, desviada a partir de los años 60:

Mediciones de Hansen casi coincidentes con los datos apropiados del GISS (NASA) contra Tony Heller

Esta confusión de datos entre períodos, mediciones y espacios, esa recurrente comparación con un contexto que no les corresponde, muestra cuán extremadamente ridícula y hasta peligrosa resulta la ceguera negacionista. ¿De qué lado caen las actitudes deshonestas?

5. La pausa ¿definitiva? del calentamiento

  • «En 2013, la pausa del calentamiento global posterior a 2000 fue clave para el informe del IPCC»
  • «Lo que resultó incómodo para la NOAA y la NASA, de modo que Tom Karl y Gavin Schmidt la hiceron desaparecer»
  • «Este fraude fue tan flagrante que incluso el principal científico y timador del palo de hockey Michael Mann lo denunció a voces»

Heller no demuestra que el IPCC considerara un tema central la supuesta pausa (de hecho, sólo se trató en relación con las modelizaciones y entre otros 12 temas), sino que escoge simplemente un mero artículo de la BBC de 2013 a colación de a las reuniones del primer grupo de trabajo para el 5º informe donde se presentan dos gráficos sacados del documento de la Met Office The recent pause in global warming (2): What are the potential causes?. El primero -extraído expresamente por Heller para adornar el titular- muestra las tendencias de calentamiento de la superficie hasta entonces por bloques de nueve años, medidas en grados centígrados por década, de modo que solamente define si la tendencia decenal respecto de la media ha sido al alza o a la baja. El segundo gráfico representa la tendencia de ganancia de calor de las capas oceánicas superficiales, en cientos de zettajulios al año (y no la tendencia de ‘no se sabe qué’ en 10000 trillones de años, como indica la prensa).

En esa media decenal, escala que pone el foco más en ciclos meteorológicos que en tendencias climáticas, como aclararon a los medios varios expertos, se observan varios ciclos de bajadas y subidas desde 1880. Pero tanto el periodista como el bloguero han omitido las series evolutivas del calentamiento global (anomalías de temperatura, de calentamiento oceánico y de nivel marino) presentes en el mismísimo gráfico que les sirve de fuente y más fáciles de comprender por los lectores:

Is the current lack of warming unusual? (Met Office, 2013) contra Tony Heller

Hay intencionalidad en dirigir la atención sólo al período 1998-2013, que parte de un fenómeno excepcional como El Niño y se da en paralelo un tremendo almacenamiento térmico oceánico hasta 2002, efecto que puede explicar la disparidad entre las temperaturas en tierra y en la superficie oceánica.
Según el propio informe de la Met Office:

El análisis de la simulación de la variabilidad natural indica que aun con una tasa de calentamiento a largo plazo de 0,2 °C por década, cabría esperar de media en cada siglo al menos dos períodos con una tendencia aparentemente nula durante una década. La pausa actual en el aumento de la temperatura superficial global no es excepcional, según las simulaciones de modelos recientes (…) Las observaciones del contenido de calor oceánico y del aumento del nivel del mar sugieren que este calor adicional ha sido absorbido en el océano. Los cambios en el intercambio de calor entre el océano superior y el océano profundo parecen haber causado como poco parte de la pausa en el calentamiento superficial, y las observaciones sugieren que el Océano Pacífico puede desempeñar un papel clave.

Por otra parte, según el resumen técnico del 1er grupo de trabajo del IPCC de 2013, la diferencia entre tendencias simuladas y observadas «pueden estar causadas por alguna combinación de variabilidad climática interna, forzamientos radiativos no considerados o incorrectos, y error de respuesta del modelo«.

EN 2014 la NASA redactó un compendio con las contribuciones de ENGLAND ET AL explicando el efecto enfriador del patrón de vientos cambiantes del pacífico.

En 2015, KARL ET AL publicaron en la revista Science el estudio titulado Possible artifacts of data bases in the recent global surface warming hiatus (Posibles alteraciones en los patrones de datos sobre el reciente receso del calentamiento de la superficie global) que no resta méritos a los estudios anteriores, sino que reanaliza el patrón de datos empleados para calcular las temperaturas durante la «pausa» y llega a la conclusión de que las temperaturas estaban subestimadas. Este estudio levantó las suspicacias de algunos congresistas de EEUU, que solicitaron una investigación de los científicos de la NOAA .

Siguieron discusiones sobre la metodología pare estimar el intercambio térmico oceánico.

En 2016, un grupo de científicos encabezados por FYFE y entre los que se encontraban ENGLAND, MANN o HAWKINS elaboraron el estudio titulado Making sense of the early-2000s warming slowdown (Aportando sentido a la pausa del calentamiento en los primeros 2000), publicado en Nature, en el que contradecían la teoría de errores de KARL ET AL sin negar el aumento de la subida de temperaturas.

A inicios de 2017, Science publicaba un estudio independiente que confirmaba que no hubo pausa en el calentamiento global: Assessing recent warming using instrumentally homogeneous sea surface temperature records (Evaluación del reciente calentamiento mediante registros instrumentalmente homogéneos de la temperatura superficial del mar), elaborado por por HAUSFATHER ET AL. Sus conclusiones daban la razón al análisis de la NOAA:

Encontramos un gran sesgo de enfiamiento en la versión 3b de ERSST y sesgos de enfriamiento menores pero significativos en HadSST3 y COBE-SST desde 2003 hasta el presente, con respecto a la mayoría de las series examinadas. Estos resultados sugieren que los ratios extraídos de calentamiento sobre las temperaturas superficiales marinas en los últimos años se han subestimado en estos tres conjuntos de datos.

«La ‘pausa’ del cambio climático no existe, dicen los científicos, golpe mortal a los negacionistas del calentamiento global» titulaba The Independent.

En efecto, si estamos en 2017, ¿por qué Heller no publica datos actualizados? Puesto que se trata de una cuestión estadística, bastarían unos pocos años de elevado calentamiento tras 2013 para echar por tierra los argumentos sobre su freno. Quizá los últimos gráficos de la Met Office ayuden a comprender ese silencio:

Temperatura media global 1850-2016 (Met Office, 2017) contra Tony Heller

El gráfico habla por sí solo. Y los insultos a los científicos sobran.

6. La guinda negacionista : falsear datos para acusar de falsear datos

  1. «En 1990, la NASA determinó que las temperaturas satelitales eran más fiables que las superficiales, y que deberían ser tomadas como modelo»
  2. «Los datos de los satélites no dan a la NASA la respuesta que desean, por lo que la agencia espacial estadounidense ignora los satélites y en su lugar suministra temperaturas de superficie fraudulentas»
  3. «El fraude no se limita a los datos de temperatura. En 1982, James Hansen de la NASA mostró que el nivel del mar dejó de aumentar desde mediados de los años 50 durante 20 años. Desde entonces, la NASA ha borrado esta pausa para convertirla en una aceleración»

6.1) Esta es la seriedad del bloguero: Un artículo del Cranberra Times de 1990, sin referencias, citado como evidencia definitiva en varias páginas negacionistas:

Un informe emitido por la agencia espacial estadounidense NASA concluyó que no ha habido ninguna señal de que el efecto invernadero aumentara las temperaturas globales durante los años ochenta. Sobre la base de un análisis por satélite de la atmósfera entre 1.500 y 6.000 metros sobre el nivel del mar, el informe dijo que el estudio encontró «un patrón aparentemente aleatorio de cambio de año en año». Mientras varios meteorólogos gubernamentales y universitarios de todo el mundo han llegado a la conclusión de que las temperaturas promedio de la superficie han aumentado significativamente en los últimos años, los autores del informe dijeron que su análisis por satélite de la atmósfera superior es más preciso y debería ser adoptado como la forma estándar de monitorizar el cambio de la temperatura global.

El informe en cuestión lo habían publicado en 1990 en Science dos científicos, SPENCER y CHRISTY, con el título Precise Monitoring of Global Temperature Trends from Satellites (Monitoreo preciso de las tendencias de temperaturas globales desde satélites). Ambos aplicaron auto-correcciones posteriores al haber detectado sesgos a la baja de los datos recolectados por los instrumentos satelitales. Más tarde, en 2004, FU ET AL publicaron en Nature el artículo Contribution of stratospheric cooling to satellite-inferred tropospheric temperature trends (Contribución del enfriamiento estratosférico a las tendencias de la temperatura troposférica inferida por satélites), donde explican cómo esas mediciones fueron subestimadas porque el instrumento registra parcialmente temperaturas estratosféricas cuya gran tendencia de enfriamiento compensa las contribuciones del calentamiento troposférico. Y por fin en 2006, WIGLEY, el propio CHRISTY y otros autores redactaron Temperature Trends in the Lower Atmosphere – Understanding and Reconciling Differences (Tendencias de temperatura en la atmósfera inferior. Comprensión y reconciliación de las diferencias), donde se señalaba que :

Los datos de superficie mostraron un calentamiento promedio mundial sustancial, mientras que las primeras versiones de los datos satelitales y de radiosonda mostraron poco o ningún calentamiento sobre la superficie. Esta importante discrepancia ya no existe porque se han identificado y corregido los errores en los datos del satélite y la radiosonda. También se han desarrollado nuevos conjuntos de datos que no muestran tales discrepancias.

Este informe conjunto concluye al respecto que es más probable que las diferencias entre la superficie y la troposfera provengan de errores en los datos troposféricos que de errores en los datos de superficie, así como que hay muy probablemente errores en los conjuntos de datos de las sondas derivados de métodos de corrección inapropiados para enfriamientos espúreos, y que se dan diferencias tendenciales entre diferentes versiones de satélites por los distintos cruces de datos.

6.2) En lo que concierne los registros del GISTEMP, puestas en relación con las de la UAH y el RSS en un gráfico de Woodfortrees editado, hay que tener mucho descaro para rebuscar el inicio que más le interesa (1995, en un histórico de temperaturas que comienza en 1979), el promedio que más le conviene (60 meses en lugar de 12) y series no comparables (mediciones satelitales modernas de la temperatura en el suelo contra registros más antiguos interpolados de temperatura del aire).

He aquí lo que ocurre cambiando el origen de la serie a 1979:

woodfortrees.org – Curvas desde 1979 con mayores anomalías RSS, contra Heller

El propio autor de la web que implementa los gráficos advierte en sus notas del posible mal uso de la herramienta y explica cómo realizar correctamente las comparaciones, incidiendo en que las fuentes disponibles refieren anomalías de temperaturas mensuales respecto de líneas base diferentes:

GISTEMP 01/1951 – 12/1980 (30 años)
HADCRUT4 01/1961 – 12/1990 (30 años)
RSS 01/1979 – 12/1998 (20 años)
UAH 01/1981 – 12/2010 (30 años)

GISTEMP se basa en un período base más lejano, durante el cual las temperaturas eran más frías, de modo que las anomalías aparecen más elevadas. UAH, por el contrario, utiliza un período base más reciente y cálido, por lo que las anomalías aparecen más bajas. No es una cuestión de fraude, sino de pura estadística.

Y he aquí la comparativa correcta del autor de la web con las series apropiadas:

GISTEMP LOTI global mean
HADCRUT4 global mean
RSS MSU LT global mean
UAH 6.0 NSSTC LT global mean

woodfortrees.org – Comparaciones correctas del autor, contra Heller

En ningún momento la NASA confía deliberadamente más en las estaciones meteorológicas que en las mediciones satelitales. Según GISTEMP, la metodología Land-Ocean Temperature Index (LOTI), que trabaja con anomalías térmicas combinadas del aire sobre suelo y de la superficie marina «muestra una representación más realista de las tendencias de media global» que las dTs [estaciones meteorológicas, que sólo toman las anomalías térmicas del aire sobre el suelo] ; [LOTI] subestima ligeramente las tendencias de calentamiento o enfriamiento, ya que la capacidad calorífica calor mucho mayor del agua en comparación con el aire causa una reacción más lenta y reducida a los cambios; dTs por el contrario sobreestima las tendencias, ya que no tiene en cuenta la mayoría de los efectos amortiguadores de los océanos que cubren aproximadamente dos tercios de la superficie de la Tierra«.

6.3) De nuevo el recurso al montaje mal calibrado de un gráfico antiguo, intentando oponer un estudio de GORNITZ, HANSEN ET AL (GISS, NASA, 1982) a las mediciones del CSIRO (gobierno australiano) por una falta de correlación puntual. El bloguero subtitula que «sólo es un pequeño ejemplo del fraude climático ejecutado ante nuestras narices por la NASA, el NOAA y el CRU», antes de hacer una llamada a que Trump pare estos trabajos y a que los funcionarios denuncien con medios dudosos a los científicos.

La NASA explica las diferencias entre las distintas evaluaciones:

Los investigadores han ideado una variedad de métodos para superar estas brechas e identificar las tendencias en el aumento mundial del nivel del mar durante el siglo XX. El resultado: un acuerdo sustancial sobre la tendencia a largo plazo pero diferencias en la evaluación de las variaciones a lo largo de los años y las décadas.

Y es que las mediciones con mareógrafos son especialmente complejas por la combinación de datos de instrumentos diferentes de varias generaciones, muchos de ellos sujetas a inspecciones oculares e inscripciones manuales y dependientes de la zona del muelle en que se sitúen. Hoy se dispone de más datos y mejores técnicas para reconstruir los niveles, se introducen márgenes de error para las mediciones más tempranas y escasas y se combina desde 1993 mareógrafos y satélites, objeto de una reciente corrección.

La actualización de las fuentes hasta 2013 ha permitido reconstruir los registros de muchos mareógrafos antes indisponibles. El CSIRO dispone hoy de una larga lista con casi 550 mareógrafos anteriores a 1982, frente a los 193 considerados en el estudio de GORNITZ, HANSEN ET AL (donde al final sólo se emplean 86 concentrados en la Costa Este norteamericana, Escandinavia y el Báltico sur):

Gráficos CSIRO 2013 y Gornitz et al 1982 con sus muestras, contra Heller

Heller/Goddard se escandaliza por algo que se hace a diario en todos los campos: la revisión científica (incluso la propia de los autores). Se aferra a unos pocos registros con gran probabilidad de error entre la totalidad de las observaciones y esconde cínicamente, tras las absurdas acusaciones de fraude, las conclusiones de sus propias fuentes:

El aumento continuo de los niveles del mar es probable en un futuro próximo si las predicciones del calentamiento global son correctas. La expansión térmica del agua del mar puede aumentar el nivel marino de 20 a 30 cm en los próximos 70 años; si la lenta fundición del hielo aumenta al mismo ritmo que en los últimos 100 años, se producirá un aumento del nivel del mar entre 40 y 60 cm hacia 2050.

Cherry picking, gráficos no comparables, declaraciones sin referencias, documentación obsoleta, acusaciones infundadas, confusión de conceptos, omisión de conclusiones…

Otro amasijo de burdas falacias con que alimentar el credo conspiranoide contra el consenso científico del cambio climático.

Anuncio publicitario

De cómo la UE redujo sus gases de efecto invernadero en 2014

Ante el comunicado de prensa de Eurostat al respecto de la reducción de un 5% en las emisiones de CO2 de la Unión Europea [UE] debidas al consumo energético en 2014 respecto de 2013, y vista la repercusión mediática del mismo así como la tendencia a atribuir el efecto a la eficiencia energética, he decidido asesorar a Ecologistas en Acción formulando lo siguiente:

  1. METODOLOGÍA. Las estimaciones provisionales de emisiones de Eurostat son avances basados en sus estadísticas mensuales sobre el consumo final interior de productos energéticos de origen fósil, exclusivamente, en los países de la UE. No incluyen las emisiones por incineración de residuos u otros focos, ni las emisiones indirectas por la transformación de combustibles importados. Tampoco cuentan con coeficientes de conversión actualizados en función del poder calorífico de cada fuente y del rendimiento de las centrales de combustión, y evalúan solamente el dióxido de carbono [CO2], que supone el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero [GEI]. En general, las sumas mensuales de consumos suelen aparecer subestimadas y estimaciones pasadas se han revelado demasiado optimistas ante la realidad.
  2. VARIABLES. Puesto que varios factores como las condiciones climáticas, el crecimiento económico, el tamaño de la población, el transporte o las actividades industriales tienen un efecto importante en la demanda energética, así como en menor medida los precios y tasas de la energía y las medidas de eficiencia energética, es esencial comparar estas variables con los consumos en 2013 y 2014 antes de aventurarse a atribuir las disminuciones a cualquiera de ellas. Evidentemente, se habrá de focalizar el análisis en los países con mayores consumos y emisiones con el fin de sacar conclusiones más certeras. Esos países son Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Polonia, España y Países Bajos.
  3. HISTORIA. Según los datos de 2012 completos y consolidados de la Agencia Europea del Medioambiente, la energía fue la responsable del 77% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE-28. Las emisiones de los sectores de la edificación (vivienda y servicios), muy variables en función de la climatología, supusieron un 14%. Los mayores sectores emisores fueron la industria energética (30%), que ha reducido sus emisiones absolutas un 12% respecto de 2007, y el transporte (19%), en que han bajado un 10% en el mismo período. Hasta la crisis bancaria, el aumento de GEI en ambos sectores anulaban o socavaban los efectos de la eficiencia en otros como manufactura, construcción y procesos industriales, o de la reducción de actividad en la agricultura. Podemos decir que, desde 2008 y hasta el momento, es la mala salud de esta macroeconomía del crecimiento -concebida sobre el consumo energético masivo- y sus restricciones de gastos la que facilita las disminuciones de emisiones.
  4. EFICIENCIA. Es innegable que en la Unión Europea se han promovido programas de eficiencia y reducción de GEI, tanto en la intensidad energética como en las emisiones por unidad energética y por unidad económica. No obstante, difícilmente una reducción del 5% de las emisiones energéticas de CO2 en un solo año puede deberse a las citadas mejoras, con un índice máximo en la historia reciente inferior al 3% en la reducción conjunta del ratio de todas las emisiones de efecto invernadero por unidad energética [fig.1] contando todos los sectores, y poco mayor del 4% más concretamente en los edificios [fig.2] o extraordinariamente en la industria. En lo que respecta al consumo de energía primaria por unidad final de energía, el panorama de la UE-28 es más bien desolador, al no haber mejorado la eficacia en la transformación de las fuentes.
Fig.1

Fig.1. Emisiones de GEI por unidad de energía final consumida. Todos los sectores. UE-28

Fig.2

Fig.2. Emisiones de GEI por unidad de energía final consumida. Sector residencial-servicios. UE-28

  1. CIRCUNSTANCIAS. El mayor descenso relativo anual (-7%) de los gases de efecto invernadero generados en la UE-28 se produjo en 2009, coincidiendo con una caída (-4% a precios constantes) del Producto Interior Bruto [PIB] por habitante y con una contracción (-6%) de la demanda energética final a pesar de aumentar (+2%) los grados-día de calefacción. En 2011, las emisiones habían disminuido también en parámetros interanuales (-3%) tras un repunte en 2010, casi en paralelo con el consumo energético (-5%) a pesar del alza (+2%) de la Renta per Capita [RpC]; sin embargo, el ratio de emisiones por unidad de energía consumida había crecido (+2%), resultado que eliminaba la hipótesis de la eficiencia energética. El año 2014 no se encuentra en un caso similar al de 2009, puesto que el PIB de 2014 ha sido un 1% superior al de 2013, sino más parecido a 2011. Sólo se puede explicar por la meteorología.
  2. RAZONAMIENTO. En efecto, en un continente relativamente frío la demanda de calefacción de los edificios no es despreciable. En el estudio de los parámetros que inciden principalmente en las emisiones y el consumo energético puede hallarse más paralelismo con las variaciones de los grados-día de calefacción que con las variaciones del PIB por habitante [fig.3]. Cuando apenas varían los grados-día, como en 2000, 2005, 2007 y 2009, sería la evolución de la renta per capita la que marcaría la deriva del consumo energético y de las emisiones de GEI. Este parece ser el caso general salvo la particularidad de 2006, cuando el alza de la RpC atenuó el efecto del declive de la demanda de calefacción. Tal fenómeno resulta patente dado que el consumo energético de los edificios, representado por el de los sectores Residencial y Servicios, supone el 40% del total de la energía final; en coherencia, la fidelidad entre los grados-día y sus curvas de energía final y emisiones es manifiesta [fig.4]. En lo que atañe al sector Industria, consumidor del 25% de la energía, la evolución queda más acoplada al PIB por habitante.
Fig.3

Fig.3. Variaciones interanuales en algunos factores energéticos. Todos los sectores. UE-28

Fig.4

Fig.4. Variaciones interanuales en algunos factores energéticos. Residencial y servicios. UE-28

  1. CLIMA. Se da la circunstancia de que 2014 ha sido el año más cálido registrado en Europa e investigaciones independientes entre sí han llegado a la conclusión de que el cambio climático ha contribuido significativamente a ello. Las observaciones indican que la media europea de temperaturas atmosféricas de enero a diciembre de 2014 superó en casi 0,9 grados centígrados -ºC- el promedio de 1981 a 2010, cuando la media de 2013 presentaba una anomalía cercana a +0,4 ºC [fig.5]. Mientras que el verano resultó normal, lo que posibilitó no aumentar el consumo de aire acondicionado en la franja meridional, el invierno fue el tercero más cálido desde 1950 y la primavera, la más calurosa, con la consiguiente influencia en la reducción de consumo de calefacción en las bandas central y septentrional del continente.
Fig.5

Fig.5. Media de temperaturas anuales en Europa respecto al promedio de 1981-2010 (EURO4M)

  1. HIPÓTESIS. Si todo lo anterior es cierto, debería darse una correlación entre las temperaturas invernales suaves y la bajada de fuentes finales normalmente empleadas en calefacción. Estas fuentes son en su mayoría el gas natural y la electricidad. Consecuentemente, las emisiones habrían de seguir una curva afín.
  2. OBSERVACIÓN. Alguien tenía que realizar la ardua tarea de estimar las temperaturas medias mensuales de 2013 y 2014. He obtenido las de cinco países representativos por el consumo y las emisiones -UE-5- mediante cierto número de estaciones, como Alemania (DE:10), España (ES:10), Francia (FR:10), Italia (IT:10) y Reino Unido (UK:8) con los datos ofrecidos por el servicio GISS de la NASA y el servicio NCDC de la NOAA. Los registros han sido elegidos de manera que representaran repartición norte/sur, interior/litoral, baja/alta altitud, o influencia oceánica/continental. En casos de no disponibilidad de algún dato, he recurrido a atribuirlo por asimilación matemática conforme a observaciones cercanas y a la curva de tendencia anual. Las observaciones permiten establecer, en función de los contrastes interanuales hallados, dos bloques entre los países representativos: Los del Norte (Alemania, Francia y Reino Unido) y los del Sur (España e Italia). Ciertamente, en todos ellos se observa una notable suavidad térmica de 2014 respecto de 2013 en los meses de enero a abril y noviembre, pero la diferencia es más marcada en los territorios del norte, lo cual habrá llevado a importantes economías en calefacción. En los territorios del sur, con menos necesidad de caldeo, la variación no resulta tan significativa. Al mismo tiempo, julio y agosto de 2014 fueron menos cálidos que los del año precedente, lo cual habrá redundado en menor gasto meridional en refrescamiento [fig.6]. A continuación, hemos elaborado un cálculo simplificado de grados-día mensuales de calefacción en base 18 ºC, aplicando la diferencia con la temperatura media mensual a todos los días del mes [fig.7]. Los tres países del Norte habrían pasado en promedio de 2.900 a 2.400 grados-día anuales (-18%). Los dos del Sur, de 1.400 a 1.100 GDA (-20%).
Fig.6

Fig.6. Media de temperaturas mensuales 2013 y 2014 por agrupaciones de países

Fig.7

Fig.7. Grados día mensuales 2013 y 2014 (base 18 ºC), simplificados, por agrupaciones de países

  1. COMPILACIÓN. Procedí a recopilar para cada país los consumos internos mensuales por fuentes de energía publicados por Eurostat. En lo que respecta al consumo de carbón, he seleccionado las hullas y antracitas por un lado y los lignitos, por otro. Durante 2014 se utilizó en el conjunto de la UE un 8% menos de hullas y antracitas que en 2013; sin embargo, mientras Francia, Italia y Reino Unido economizaban conjuntamente 19,1 millones de toneladas [Mt], Alemania y España aumentaban en 2,8 Mt. Los lignitos se redujeron un 3% en los veintiocho, cargando Alemania con prácticamente la mitad de las 11,2 Mt de diferencia, principalmente no suministradas a centrales termoeléctricas. Según los recuentos de petróleo, el uso de crudo se mantuvo en la UE-28 y disminuyó un 2% en la UE-5, lo que supone casi 8,2 Mt. Por cuanto corresponde al consumo de gas natural, en la UE-28 se registró un 11% menos en 2014, tanto en los usos térmicos como en los eléctricos. Finalmente, la generación de electricidad descendió un 3% en la UE-28 y en la UE-5. En este escenario, el PIB de la UE-28 y de la UE-5 ascendió un 1% de media, desde el estancamiento de Francia e Italia hasta el crecimiento de Reino Unido (+3%) y Alemania (+2%). Acerca de los precios a consumidores finales, en promedio el gas natural subió un 2% para los clientes domésticos tipo mientras que bajó un 6% para los industriales, la electricidad resultó un 2% más cara a los hogares y un 2% menos a las industrias tipo y con una caída del 9% del coste de importación del crudo, los productos petrolíferos se abarataron entre un 4 y un 6%.
  2. ANÁLISIS. No pretendo aquí recalcular las emisiones de CO2 debidas a la combustión de combustibles fósiles, sino mostrar en qué medida unas y otros pueden estar sujetas a distintas variables. Así, he confrontado el consumo no eléctrico de antracita y lignito, derivados principalmente a hornos industriales, con el Índice de Producción Industrial [IPI]. He estudiado la influencia de los precios de importación sobre la demanda de petróleo crudo, primordialmente destinado a combustibles para el transporte. Me he ceñido a los usos térmicos del gas natural a fin de hacer comparaciones coherentes con las necesidades teóricas de calefacción. He cotejado, además, la estacionalidad de la demanda eléctrica y el efecto de las precipitaciones frente al consumo de combustibles fósiles en centrales térmicas convencionales. Considero válida para conclusiones la muestra seleccionada UE-5, pues abarca tres áreas climáticas europeas (continental, oceánica y mediterránea), alcanza el 69% del PIB de la UE-28, engloba el 63% de sus emisiones de CO2 debidas a la energía y comprende una amplia mayoría de sus consumos energéticos (55% de hulla-antracita, 42% de lignito, 58% de crudo, 67% de gas natural, 64% de electricidad).
    • Carbón. Siendo una fuente marginal para calefacción, las tendencias de consumo interior de carbones para usos no eléctricos no siguen las variaciones climáticas. La serie mensual del lignito se asemeja a la gráfica mensual del IPI de todos los sectores excluida la construcción, mientras que la serie de hullas-antracitas transcurre más pareja a la evolución del IPI de los sectores minería y la manufactura.
    • Petróleo. Dado que sólo alrededor del 10% del consumo interior se debe a los sectores residencial y servicios, la tendencia respecto a la climatología es, a primera vista, inversa a la calefacción, creciendo el transporte en los meses más cálidos. Se observa un menor consumo de crudo entre abril y julio de 2014 con mayores precios de importación, y un aumento del consumo desde agosto de 2014 coincidiendo con la bajada de los precios de los productos petrolíferos, de ahí que no se puedan hacer comparaciones climáticas fiables.
    • Gas natural. Examinando el comportamiento de la UE-5 en el uso térmico estacional (excluido el eléctrico y el consumo hasta los niveles mínimos de la curva, que podrían atribuirse a la industria y al calentamiento de fluidos), se observa una característica variación con los grados-día [fig.8]. La diferencia de 2014 sobre 2013 denota una bajada del 22% en calefacción para los países seleccionados. El ahorro de gas natural estimado para la UE-28 debido a la suavidad del clima ronda 1.520.600 TJPCS (fidelidad del 96% con la curva anual de grados-día).
    • Electricidad. Al igual que ocurre con el gas natural, los picos de la generación eléctrica siguen de cerca la estacionalidad climática [fig.9]. En la UE-5, la producción casi coincidente con la demanda térmica descendió un 24% a lo largo de 2014 en comparación con la temporada anterior. El ahorro de electricidad estimado para la UE-28 debido a la suavidad del clima se aproxima a los 84.100 GWhE (fidelidad del 95% con la curva anual de grados-día). Comoquiera que esta cuantía equivale al 69% de los 122.000 GWh menos de producción térmica convencional registrados, se puede simplificar atribuyendo a las moderaciones estacionales el 69% de las reducciones de consumo final de combustibles fósiles para usos eléctricos, debiéndose el resto a la mayor producción con renovables y residuos. Esto es, el ahorro de combustibles fósiles destinados a la producción eléctrica en la UE-28 debido a la suavidad del clima se estima en 14.200 kt de hulla y antracita, 6.200 kt de lignitos y otros 227.700 TJPCS de gas natural.
Fig.8

Fig.8. Variación del uso térmico del gas natural y de los grados-día de calefacción. UE-5

Fig.9

Fig.9. Variación del uso térmico de la electricidad y de los grados-día de calefacción. UE-5

  1. CONCLUSIÓN. He tomado las mismas referencias que Eurostat para evaluar las emisiones de CO2 de las actividades de combustión de energía fósil. Los coeficientes de poder calorífico y los índices de emisiones han sido actualizados sobre el último informe de inventario de emisiones GEI de la UE. La economía de combustibles -gas natural, mayoritariamente- por la suavidad climática alcanza los 49.200 kilotoneladas equivalentes de petróleo [ktep]. Aplicados los factores de emisiones de CO2 y de oxidación a cada fuente, el ahorro de emisiones por menor uso de combustibles en la UE-28 debido a la bonanza invernal en 2014 se acerca a 134.900 ktCO2 [fig.10]. Este cómputo representa el 80,6% de la reducción de emisiones avanzada por Eurostat. Ello significa que la reducción de CO2 de la combustión fósil debida a parámetros no climáticos se acota en unos 32.500 ktCO2; esto es, que la disminución de emisiones se limita al 1% por factores ajenos a la temperatura (renovables, eficiencia, economía, precios).
Fig.10

Fig.10. Ahorro de emisiones de CO2 por la suavidad climática de 2014 en la UE-28

Desde la óptica técnica queremos alertar de que los titulares optimistas sobre las emisiones de 2014 en Europa basados meramente en los resultados estadísticos mostrados, sin entrar a valorar su carácter parcial y la importante incidencia de una meteorología benévola, son desacertados. Solicitamos se maticen los datos publicados y contextualice la responsabilidad de nuestro continente en las emanaciones mundiales de dióxido de carbono.

De otra manera, podría llevar a engaño el que un invierno menos riguroso y un verano más fresco en Europa repercutan favorablemente en la reducción absoluta de las emisiones, obviando

a) que el momento en que nos encontramos es resultado ya de un cambio climático exacerbado a nivel mundial que sufrirán más dramáticamente otras regiones,

b) que las emisiones de la industria y del transporte son prácticamente ajenas a la climatología y cualquier alza de estos sectores reduce la incidencia de las temperaturas,

c) que la creencia en una atemperación asentada providencialmente sobre nuestro continente puede relajar la concienciación sobre la eficiencia energética de edificios y equipamientos.

El ciudadano europeo podría especular ante los discursos triunfales que aún hay margen para el crecimiento, olvidar que en ese descenso de 8,8 a 7,4 toneladas equivalentes de CO2 por cabeza en veinte años se esconden en buena parte emisiones indirectas en países terceros debidas a la deslocalización de la producción de bienes que consume, ignorar que ya solamente su huella de carbono sobrepasa toda la capacidad biológica del continente.

La Unión Europea forma parte de los grandes responsables del efecto invernadero descompensado. Haber recortado eficazmente sólo 32,5 de las 29.000 MtCO2 anuales necesarias en el mundo para estabilizar el clima (DICE, 1994) es la viva muestra de cuán lejos nos encontramos del objetivo.

Cæca reprehensio

Debo disculparme sobre mi erróneo análisis en la entrada Un lamentable cuento de la lechera al respecto de las estimaciones de producción fotovoltaica (aunque no cabe otro tanto en cuanto a las previsiones de beneficios) sobre los invernaderos almerienses realizadas por Hortoinfo. La próxima vez, cuando una fuente ofrezca datos sin indicación temporal, prometo hacer el esfuerzo de parar las manos y verificarlos por mí mismo antes de acudir tan raudo al teclado basándome en lo que he interpretado.

Gracias a un usuario por su advertencia.

¿Fiasco fotovoltaico, o infundio analítico?

Leo en el blog de Carlos Rebato una -califico tras analizarla- desafortunada publicación, titulada:

El «futurista» carril-bici solar de Ámsterdam es en realidad un fiasco

Bueno, en realidad el autor le debe mucho -casi todo- en esa entrada a un friki de los coches que escribe en Jalopnik con aires de autoridad en la materia, prefiriendo encabezar con:

That Fancy New Solar Bike Path In Amsterdam Is Utter Bullshit

(El maravilloso nuevo carril-bici de Ámsterdam es una absoluta mierda)

La cuestión es que en noviembre de 2014 abrió en fase de pruebas, que durarán tres años, el primer carril-bici solar en la localidad de Krommenie, en Países Bajos, que cuenta con uno existente cuyo pavimento ha de ser sustituido. El diseño cuenta con dos vías, una con distintos pavimentos de ensayo y otra de 1,5 m con paneles solares integrados protegidos por vidrio templado de 10 mm de espesor, cuya producción eléctrica se vierte a la red. El tramo-test, de 70 metros de longitud y que se extenderá a 100 metros, está construido con losas prefabricadas de hormigón de 3,5 m de ancho por 2,5 m de largo. La capa protectora de un módulo sufrió una rotura en diciembre y ha sido reparada. Es el primer prototipo concebido por SolaRoad, consorcio que ha contado con 3,5 M€ de financiación tanto para el proyecto SolaRoad como para otro más ambicioso, como los autobuses eléctricos, y ha invertido cinco años en investigación y desarrollo.

Me explico aquí puesto que mi comentario en su blog parece estar condenado al purgatorio de los pendientes de moderación.

Venía a decir que estoy de acuerdo en que hay que buscar la eficiencia, que no invertiríamos por el alto mantenimiento y por los riesgos de alterabilidad de este sistema a lo largo de los años, como se ha visto, pero que tampoco hay que ensañarse embrollando las cifras y debemos ser un poco serios:

1. PRODUCCIÓN

Los resultados, publicados por SolaRoad tras ese primer medio año de pruebas, son de 3000 kWh para los 70 metros de carril instalado, suficiente como para abastecer las necesidades energéticas de una casa pequeña durante un año. “Si lo trasladamos a una escala anual, esperamos que puedan producirse 70 kw por hora y metro cuadrado. Los resultados son muy superiores a lo esperado” aseguró la compañía en el momento. Las estimaciones iniciales, de acuerdo con SolaRoad, eran de 50 kW por metro cuadrado y año.

Las mediciones de 3.000 kWh a las que se enlaza presentan una curva de noviembre 2014 a abril 2015, un semestre invernal:

Producción de electricidad desde la puesta en marcha. SolaroadProducción de electricidad desde la puesta en marcha. SolaRoad Netherlands

70 metros de longitud de carril x 1,75 de anchura de carril = 122, 5 metros cuadrados. 3000 kWh en 6 meses x 122,5 m cuadrados = 24,5 kWh por metro cuadrado en 6 meses. 24,5 kWh por metro cuadrado en 6 meses x 2 = 49 kWh al año.

49 kWh es, irónicamente, lo que SolaRoad esperaba obtener en primer lugar. Y eso si no nos atenemos a los cambios estacionales, no se irradia la misma cantidad de luz solar a lo largo de los diferentes meses del año.

Según los datos de la NASA para la situación de Krommenie:

  • La media de radiación horizontal de noviembre a abril (semestre analizado) es de 1,7 kWh/m2/día.
  • La media de radiación horizontal de mayo a octubre es de 4,3 kWh/m2/día, un 250% respecto del semestre analizado.

No se trata de dos semestres idénticos. Y precisamente el medido es el de menor insolación; este parámetro esencial parece haber pasado desapercibido para los hachas de los cálculos.

Esos 70 kWh/m2/año que espera SolaRoad por 122,5 m2 son 8.575 kWh/año.
Esos 8.575 kWh esperados menos los 3.000 kWh medidos dan 5.575 kWh estimados para el semestre más soleado. Un 85% más de producción de mayo a octubre respecto de noviembre a abril, aunque éste hubiera sido más soleado de lo normal, resulta perfectamente posible.
No siempre se van a dar las condiciones de limpieza y arbolado desnudo del primer semestre como afirma el marketing, pero no es descabellado.

2. COMPARACIÓN

La cosa empeora. Cuando se compara (más datos aquí y aquí) contra estaciones solares cercanas, y haciendo cálculos que tienen en cuenta las variaciones estacionales, la salida total al año es de 100 kWh al año. El doble.

No sólo eso, los paneles solares que se colocan en tejados están orientados de un modo específico para maximizar la luz solar que son capaces de captar.

Las comparaciones hechas en EEVblog con esas tres instalaciones cercanas inclinadas 20, 28 y 30 grados y sin sombras, aparte de evidentes, son injustas con la horizontalidad general del carril-bici y con el rendimiento de las células: La sola diferencia por el ángulo supone un incremento del 13 al 17% en la radiación solar media anual. Pero además, mientras las instalaciones citadas están realizadas con silicio policristalino (eficiencias de 14%15%) y monocristalino (16%) e incorporan estupendos inversores, los módulos de SolaRoad llevan revestimiento transúcido y son de silicio amorfo, con eficiencias que rondarán del 6 al 9%:

Luwte (p-Si, 20º): 743 kWh de noviembre a abril / 16,3 m2 = 45,6 kWh/m2
MK1o2 (p-Si, 28º): 681 kWh de noviembre a abril / 17,5 m2 = 38,9 kWh/m2
Gadgetfrank (m-Si, 30º): 812 kWh de noviembre a abril / 16,5 m2 = 49 kWh/m2

Gadgetfrank 2 (m-Si, 25º, sombras): 255 kWh noviembre – abril / 6,5 m2 = 39,3 kWh/m2
SolaRoad (a-Si, 0º): 3.000 kWh de noviembre a abril / 122,5 m2 = 24,5 kWh/m2

En este punto, debe aclararse que un daño en uno de los 28 módulos no menoscaba todo el sistema, sino que reduce un 4 – 5% la producción en tanto no se repare. En este caso, al parecer el vidrio templado ha quedado afectado por retracciones térmicas.

3. COSTE Y MANTENIMIENTO

La compañía no ha facilitado datos con los costos de instalación por metro cuadrado pero no tiene que ser precisamente baratos. Y no más baratos, en cualquier caso, que una instalación de paneles solares tradicional.

Estos paneles además, como vimos cuando hablamos del rentabilidad energética con las baterías de Tesla, se instalan con una amortización en mente. Una amortización que puede prolongarse hasta 10 años (…) En el caso de SolaRoad no es sólo que eso no ocurra sino que además obvia los costes mencionados de: mantenimiento, instalación, cuidado y reparaciones, costes que probablemente multipliquen en varios exponentes el precio final.

Bastaba con leer en la FAQ de SolaRoad, que el propio bloguero enlaza, lo siguiente:

«En la fase actual de desarrollo es demasiado pronto para hacer afirmaciones fiables sobre [costes por metro cuadrado y costes comparativos con construcciones ordinarias]. El punto de partida para el desarrollo es que el balance de costes y beneficios de la vida útil sea positivo, comparado con las superficies de viales existentes (…)».

«El estudio de viabilidad técnico-económica indica que es posible lograr un retorno de la inversión dentro de una vida útil de 20 años. Aparte hay que decir que la producción, gestión y mantenimiento de este nuevo tipo de vía están aún por optimizar. Eventualmente, nuestro objetivo es un período de retorno de 15 años o menos«.

«En el desarrollo de SolaRoad, el punto de partida es que SolaRoad reúna los mismos requisitos que los tipos de pavimento convencionales. Durante los estudios actuales, asumimos regímenes de mantenimiento normales. Conforme a las expectativas aún cabe optimización, en la que se integrará el mantenimiento de los sistemas técnicos».

Esto es, que el consorcio integrado por industriales, institutos y autoridades ha tenido evidentemente en cuenta los costes de mantenimiento y la rentabilidad.

Pero no está tan claro que el pavimento fotovoltaico, de células de silicio amorfo adheridas y protegidas con vidrio templado, resulte más caro que un tejado de paneles cristalinos sobre soporte anti-robo.

En cuanto a los costes materiales, puesto que el a-Si ronda los 800 $/kWp (53 €/m2) y el vidrio templado de 10mm cuesta 35 €/m2, el conjunto suma 88 €/m2 frente a los 1.400 $/kWp (156 € /m2) alcanzados por el p-Si. Con una producción anual de 70 kWh/m2 para el silicio amorfo en suelo y de 120 kWh/m2 para el cristalino en tejado, el coste de la inversión en material, repartida a lo largo de 15 años, será de 8,4 c€/kWh para el primer caso y 8,7 c€/kWh para el segundo.

Por la extensión del carril pueden estimarse 10 kWp – 9 kW, cuyo coste en material fotovoltaico sin IVA habrá rondado los 11.000 – 12.000 €.

Por otro lado, el silicio amorfo puede presentar una menor tasa de retorno energético que los cristalinos.

4. FINANCIACIÓN Y RENTABILIDAD

SolaRoad es una empresa con fondos públicos y privados que ha recibido la friolera de 3,5 millones de euros por parte de la Unión Europea.

En Holanda el precio medio del kWh al año es de 0,12 euros (12 céntimos). Ateniéndonos a los datos proporcionados tras los 3000 kWh en 6 meses (6000 kWh al año), eso supone un ahorro de unos de 720 euros al año. Pongamos que han usado un, comedido, 20% de ese dinero, 640.000 euros:

640.000 euros/720 euros al año: aproximadamente 888 años

Hace 888 años ni siquiera habíamos descubierto América. Los números tampoco salen con otros porcentajes, un 10% son 540 años, un 5% 222, incluso aunque se hubiesen dejado sólo un 1% (32.000 euros, una cifra ridícula), todavía se tardaría medio siglo en amortizar. Sin contar con costes de reparación y mantenimiento, por supuesto.

Según algunos cálculos, para que fuese rentable el metro cuadrado debería costar unos $7 dólares (y mantenimiento aparte). A día de hoy ese número está muy lejos de poder ser una realidad.

Publius Ixxii [usuario ‘escéptico’ sobre el cambio climático y el CO2]: «En el centro oeste de EEUU se pueden adquirir 70 kWh por menos de 7 dólares al detalle. Para que esto tuviera una oportunidad de viabilidad económica, los costes amortizados de instalación inicial, sustitución futura (descontada con un ratio prorrateado) y costes de mantenimiento periódico tendría que resultar en algún lugar del vecindario a 7 dólares por metro cuadrado. Me resulta difícil creer que en algún momento sea posible presentar una cifra tan baja (…)».

Es falso que SolaRoad se haya financiado con 3,5 millones de euros de la UE. El proyecto, presentado en Interreg-IVb, es uno de los cuatro del gobierno de Holanda Septentrional, que obtuvieron casi medio millón de euros comunitarios:

«La provincia puso en marcha cuatro proyectos en el ámbito del transporte eléctrico.
Se trata de la investigación sobre el uso de renovables para la energía del transporte público, la realización de estaciones de transferencia fuera de la ciudad y una red de estaciones de carga rápida, así como un centro de conocimiento. Además de la investigación sobre los dilemas administrativos en la transición a la movilidad eléctrica.
Para estos proyectos se dispone una cantidad de 900.000 euros, habiendo recibido el Consejo Ejecutivo una subvención de 450.000 euros del programa europeo Interreg. El proyecto E-movilidad europea es un programa donde once regiones de siete países trabajan juntas para promover los vehículos eléctricos».

La inversión de 3,5 millones de euros -de los cuales 1,5 han sido aportados por las autoridades locales– se destina a todo un proceso de investigación y desarrollo, obra civil, monitorización, mantenimiento e instalación solar, como declara SolaRoad:

«Los 3,5 millones de euros fueron invertidos por los diversos socios en el proceso de investigación y desarrollo, que ha llevado cinco largos años. El carril de ensayo en Krommenie solamente representa una pequeña parte. Optamos conscientemente por un proyecto piloto de corta longitud y que generara una pequeña cantidad de energía (electricidad equivalente a unas tres viviendas). Ello es suficiente para generar una gran cantidad de información práctica con bajos costes de ensayo de manera que podamos reservar la mayor parte de los fondos disponibles para convertir SolaRoad en un producto comercializable».

Por otra parte, el autor considera que 32.000 euros es una cifra ridículamente baja para construir un carri-bici de 70 metros, ignorando que una única vía -en este caso hay dos- de carril-bici de hormigón tipo “5-foot wide concrete sidewalk with concrete curb” puede costar 206 $/ft (600 €/m) ella solita. Una inversión que se debe al tráfico, no al sistema accesorio de energía.

Y por si fuera poco, también es falso que en Holanda el precio medio del kWh sea de 12 c€. El cliente doméstico tipo pagó 14,7 c€/kWh sin IVA ni otros impuestos en 2014.

La fotovoltaica convencional en los Países Bajos se encuentra cerca de la paridad con la red. ¿Como se puede afirmar que sólo hay rentabilidad con costes inferiores a 7 $/m2, con o sin mantenimiento?

Generando, como se espera, 8.575 kWh/año durante 15 años en paridad con la red se habrán “ahorrado” (yo también sé hacer las cuentas de la vieja) 19.000 euros. En teoría es rentable respecto del coste material, asumiendo que la mayor parte de la mano de obra de instalación se debe al carril y no a los módulos.

5. CONCLUSIÓN

La empresa aclara que el coste de esta primera fase supone una pequeña parte del monto de la financiación y que sus objetivos económicos son una tasa de retorno de 15 años.  Es falaz atribuir a este tramo piloto la inversión entera, o siquiera un 20%, y jugar a calcular un hipotético coste del kWh, obviando que la costosa obra civil tiene un uso de tráfico -apto para camiones de bomberos- con o sin fotovoltaica. Es tan absurdo como incluir en el precio del kWh el coste de una casa solar que integra en su tejado paneles solares. ¿Por qué no hacer lo mismo entonces con las pérgolas solares del carril-bici sudcoreano que los detractores presentan como alternativa válida?

Con todo lo anterior, no pretendo justificar el proyecto ni considerar que el sistema es el adecuado, sino solamente ser más justo con los análisis y la atribución de costes. Examinar en lugar de presuponer.

Carril-bici existente en septiembre 2014. Google Maps

Carril-bici existente en septiembre 2014. Google Maps

Carril-bici existente en septiembre 2014. Street View

Carril-bici existente en septiembre 2014. Street View

El recibo de la luz, UNESA y la deshonestidad estadística

Con motivo del primer aniversario del cambio (01/04/2014) en el sistema de fijación de precios eléctricos variables de referencia para consumidores de electricidad en mercado regulado con suministro de menos de 10 kW a baja tensión, Red Eléctrica de España ha publicado la nota de prensa «La factura de los consumidores de baja tensión descendió un 5,8% en 2014«:

La factura de los consumidores en baja tensión acogidos al nuevo sistema de Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC) bajó un 5,8% en 2014, con un importe medio de 708 euros anuales, frente a los 751 del año anterior. Esta cifra incluye todos los conceptos que forman parte del recibo de la luz, es decir, los términos de potencia y energía y los impuestos de electricidad e IVA. El cálculo se produce con datos homogéneos tras cumplirse este mes un año de vigencia del PVPC, una nueva metodología que calcula el coste de producción de la energía basándose en el mercado diario e intradiario, entre otros conceptos.

En los dos últimos años, la rebaja media de la factura eléctrica ha sido del 8,6%, con un ahorro medio de 67 euros para un consumidor acogido al PVPC. Los consumidores conectados a baja tensión constituyen el 60% de los casi 27 millones de contratos de suministro existentes en España.

La rebaja del recibo de la luz del 5,8% para los consumidores domésticos en 2014 ha ido aparejada de la eliminación del déficit de tarifa que se venía generando sistemáticamente cada año durante la última década. Según las estimaciones de la CNMC y del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, en 2014 se ha registrado un ligero superávit de 100 millones de euros y por primera vez desde que comenzó a acumularse déficit, el pasado año la cantidad pendiente de cobro habría pasado desde los 24.500 millones de finales de 2013 hasta los cerca de 22.000 millones de 2014.

El texto se acompaña con un gráfico que integra el trabajo del IDAE, la CNMC y el INE y ha sido recogido por varios medios (EuropaPress, VozPopuliABC, El Economista).

 

Sin entrar por el momento a analizar las causas ni las afirmaciones, recordemos cómo en noviembre de 2014 medios como Expansión, ABC, El Economista, El Periódico de la Energía, Energynews, La Información y hasta Energías Renovables se hacían eco de una nota de prensa de UNESA y un informe contratado a KPMG donde la representatividad elegida sobre el recibo eléctrico poco tienen que ver con las cifras de REE.

En efecto, la patronal de las grandes eléctricas presentaba, en un informe plagado de errores tipográficos, ortográficos y de conceptos titulado «Contribución de las compañías que integran UNESA al desarrollo de la sociedad española» (nov 2014), flagrantes falacias como estas:


Págs. 19-20: Los hogares españoles destinan al pago de la electricidad, de media, un 2,18 % de sus ingresos [sic]

[…] un hogar paga de media en su factura eléctrica, una cantidad de 591 € para un consumo medio de 2.500 kWh al año y una potencia media contratada de 3,3 kW.

Para contextualizar esta cifra, debemos mencionar que el gasto medio por hogar en España, según el INE, es de 27.098 €. De esta cifra, 591 € son destinados para el pago de la factura eléctrica. El gasto en electricidad representa, por tanto, el 2,18 % de los gastos del hogar en España siendo uno de los gastos con un porcentaje inferior.

En España, el gasto en electricidad en el año 2013 supuso únicamente un 2,18% del total de la cesta de la compra. Esto supone que para este mismo año, los españoles han gastado de media 70 céntimos de euro al día por la electricidad consumida.

Aparte de la confusión entre gastos e ingresos en el titular, el gráfico que acompaña este texto, con el encabezado «Destino del gasto de las familias en España (euros)» especifica en trece fracciones porcentuales (y no en euros) que el gasto denominado Vivienda, agua y combustible supone un 30,9%, mientras que la Electricidad supone un 2,18% del gasto familiar. Las fuentes citadas son el Instituto Nacional de Estadística y Red Eléctrica de España.

Quienes acostumbramos a trabajar con estadísticas sabemos que el INE publica en la Encuesta de Presupuestos Familiares los gastos declarados por los hogares, desglosados por grupos, subgrupos o códigos. En realidad, el gráfico es una adaptación de la tabla original del INE con doce grupos de gasto, manipulada para segregar del grupo «4 Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles» (33,08%) el supuesto gasto en electricidad.

Sin embargo, la propia EPF desglosa específicamente el gasto eléctrico. Bastaba con querer presentar el dato en la tabla por código de gasto: En 2013, el gasto familiar «0451 Electricidad» alcanzó los 13.574 millones de euros; esto es, algo más de 745 euros por hogar (menos que en 2011 y 2012), o sea el 2,75% del total. En otros términos, 294 euros al año por persona o, parafraseando a los redactores del informe, los españoles [declaran que] han gastado de media 80,60 céntimos de euro al día por la electricidad consumida [en casa]. Puestos a hacer comparativas, es una cantidad superior a la compra de pan, cereales y aceite, o comparable a la de gas, fuel, agua, alcantarillado y basura juntos. Bajo esta óptica estadística, oficial, no como hace UNESA desagregándola interesadamente de los grandes grupos de dispendio, resulta que la electricidad ocupa, de media, el octavo lugar en los porcentajes de gasto familiar entre 117 conceptos. Se hallan diferencias por comunidades autónomas, por los diferentes climas, hábitos y niveles de vida. Y podemos suponer razonablemente que, como ocurre para todo el subgrupo 045 gasto energético, la afección de la factura eléctrica será relativamente superior a la media para los inactivos, parados y jubilados.

Diferencia estadística UNESA-INE 2013 para grupos de gasto de hogares

Diferencia estadística UNESA-INE 2013 para grupos de gasto de hogares

Pero ¿de dónde salen entonces sus 591 euros por hogar? Por el enlace a pie de página, se deduce que UNESA tampoco estaría basando el «consumo medio» de 3,3 kW y 2.500 kWh/año en sus propias cifras, sino en el simulador de REE (erróneamente indicado como CNMC), que a fecha de hoy reza «Consumo mensual de un hogar medio. Potencia media contratada por hogar: 4 kW. Consumo medio mensual: aprox. 270 kWh». Por tanto, el consumo eléctrico anual del «hogar medio» para REE es de 3.240 kWh. Ello es más coherente con el informe Consumos del Sector Residencial en España del IDAE, donde se indica que el consumo de electricidad medio por hogar fue de 3.487 kWh en 2010. Aplicando al consumo tipo de REE los 22,73 cent/kWh de precio medio prorrateado por Eurostat (banda DC en 2013, impuestos incluidos) resultarían 736 euros anuales.

REE consumo electrico medio domestico ES

REE consumo eléctrico de un hogar medio en España

Asimismo, el simulador ministerial de conceptos tarifarios, donde se ejemplariza con 4,4 kW y  3.066 kWh anuales, muestra una factura anual de 724 euros. Y ya que estamos con simuladores, basta con introducir en el Comparador de Ofertas de la CNMC los datos precitados para obtener un listado de comercializadoras cuyos precios varían hoy de 700 a 870 euros anuales.

CNMC - Ofertas más económicas de comercializadoras de electricidad para cliente doméstico con 4 kW y  3250 kWh/año sion discriminación horaria

CNMC – Ofertas menos caras de comercializadoras de electricidad para cliente doméstico tipo sin discriminación horaria

CNMC - Ofertas más caras de comercializadoras de electricidad para cliente doméstico con 4 kW y  3250 kWh/año sion discriminación horaria

CNMC – Ofertas más caras de comercializadoras de electricidad para cliente doméstico tipo sin discriminación horaria

En efecto, tanto la potencia contratada tipo como la energía consumida de referencia son superiores a la indicación de la patronal eléctrica, que las ha rebajado descaradamente para presentar gastos muy inferiores a los verdaderamente representativos en 2013:

  • UNESA 2013: 591 euros
  • INE 2013: 745 euros
  • REE+Eurostat 2013: 736 euros
  • MINETUR 2014: 724 euros
  • CNMC 2014: 700 a 870 euros
  • REE 2013 (21/04/2015): 751 euros

Cierta prensa que ahora publica los resultados de REE creyó a pies juntillas a UNESA. Sin embargo, no se hace ningún cuestionamiento sobre las diferencias (resultados oficiales un 27% superior a los del «informe» de las eléctricas) ni sobre la incongruencia que suponen los datos (los 708 euros de 2014 serían una tremenda subida, y no una bajada, respecto de los 591 euros citados por la todopoderosa patronal para 2013).


Analicemos ahora la página 20: Cambios en los componentes de la factura eléctrica

En los últimos años, los costes ajenos al suministro se han incrementado, pasando de representar el 27% en 2005 al 61% en 2013.

Estos costes no deberían formar parte de la factura eléctrica, pues se corresponden con costes de política social o medioambiental.

Estas afirmaciones se acompañan de un gráfico cuya fuente es… la misma UNESA, que ni ofrece definición alguna de los denominados costes ajenos al suministro, ni justifica por qué excluir lo considerado como costes sociales o medioambientales. Mero reflejo de las campañas de marketing llevadas a cabo por las dos principales empresas de negocios eléctricos implantadas en España, Endesa e Iberdrola, basadas igualmente en sendos «datos propios», opacas y dirigidas a convencer al consumidor común de que la electricidad es cara por pagar impuestos y subvenciones a las energías renovables:

«Cómo se desglosa mi factura eléctrica». ENDESA

  • ENDESA: «¿Cómo se desglosa mi factura de la Luz?»
    De cada 100 € que hoy paga un consumidor por su suministro de electricidad
    Sólo 44 € corresponden al suministro de la luz, e incluyen tanto el coste de producir la electricidad como llevarla hasta el punto de consumo del cliente.
    Los 56 € restantes dependen de decisiones del Gobierno y se desglosan en:
        29 € son impuestos
        27 € se corresponden con otros costes cargados en la factura eléctrica:
            Subvenciones a las energías renovables: 18 €
            Compensación del déficit tarifario de años anteriores: 5 €
            Otros conceptos: 4 €
    ◊ [derecha del gráfico, color azul, serenidad] SUMINISTRO ELECTRICO 44%
        Transporte 4%
        Distribución 10%
        Energía y comercialización 30%
    ◊ [izquierda del gráfico, color amarillo-naranja y rojos, precaución y peligro] IMPUESTOS Y OTROS COSTES EN FACTURA 56%
        Otros costes 27%
            –Subvención a renovables 18%
            -Anualidad del déficit de tarifa 5%
            -Otras cargas en factura 4%
        Impuestos 29%
            -Impuesto eléctrico 4%
            -IVA 17%
            -Impuestos municipales 1%
            -Otros 7%

«Tu factura de la luz no puede ser más transparente». IBERDROLA

  • IBERDROLA: «Tu factura de la luz no puede ser más transparente»
    De los 51 € de la factura mensual de un hogar medio, sólo 19 corresponden a la energía kWh consumida y a las líneas eléctricas para llevarla. El resto, 32 €, son costes ajenos al suministro eléctrico.
    Así se desglosa tu factura:
    ◊ [izquierda del gráfico, color verde, positivismo] 19 €     38%
        Energía kWh consumida 25,5%
        Líneas eléctricas 12,5%
    ◊ [derecha del gráfico, color gris, tristeza] 32 €     62%
        Políticas fiscales* 30,1%
        Políticas medioambientales 19,0%
        Políticas territoriales 3,7%
        Ayudas sociales 2,5%
        Otros 6,7%
    (*) Incluye tributos repercutidos en la factura al consumidor y tributos soportados por el productor de electricidad

 

Las empresas agrupadas en UNESA siguen la estela de Eurelectric. Tales actitudes ya han sido desenmascaradas como engañosas por UNEF, ASECE, Greenpeace y la revista Energías Renovables. Y es que, a la sesgada elección del cliente residencial medio, se le añade un vicio interpretativo en los conceptos tarifarios, sin embargo reglamentados, con un grafismo manipulador.

La factura eléctrica está conformada por varios conceptos:

  • El término de potencia, abono fijo aplicable en función de la potencia contratada
  • El término de energía, gasto variable en función del consumo
  • El impuesto especial de electricidad, aplicable a los anteriores
  • El alquiler (en su caso) del contador, pago fijo aplicable en función del medidor y la tarifa
  • El IVA, aplicado a todos los conceptos anteriores (incluso sobre el impuesto eléctrico)

Una parte de tales conceptos se retribuye mediante PEAJES DE ACCESO, unas cuantías reguladas por el Estado y aplicadas a todo consumidor de electricidad sobre el término fijo y el término de energía (costes de suministro) para asumir los gastos en transporte, distribución, comercialización, operación, déficit de ingresos (reconocido sin auditoría a las sociedades de UNESA por los sucesivos gobiernos españoles), primas a energías renovables y cogeneración de alta eficiencia (régimen especial), compensaciones nucleares, compensaciones extrapeninsulares y otros.

Estructura del coste de suministro. Fuente: Energía y Sociedad

Estructura del coste de suministro. Fuente: Energía y Sociedad

En noviembre de 2014, cuando se editó el informe de KPMG, la patronal de las grandes eléctricas españolas conocía perfectamente las últimas cifras consolidadas de los peajes de acceso del sistema eléctrico, pues en mayo la CNMC había publicado la Liquidación Provisional nº 14/2013:

CNMC. Liquidación provisional nº14/2013 del sistema eléctrico

CNMC. Liquidación provisional nº14/2013 del sistema eléctrico

La suma de los gastos parciales de esta liquidación asciende a 21.107 millones de euros, a saber:

  • 9.201 M€ régimen especial (RE): 43,5%
  • 5.098 M€ distribución y comercialización (D+C): 24%
  • 2.756 M€ déficit y diferencias de gestión: 13%
  • 1.806 M€ sistema extrapeninsular: 8,5%
  • 1.604 M€ transporte (REE, principalmente): 8%
  • 421 M€ bono social: 2%
  • 129 M€ interrumpibilidad del suministro: 0,6%
  • 72 M€ moratoria nuclear y residuos radiactivos: 0,3%
  • 20 M€ CNMC: 0,1%

Puesto que la energía consumida en el período fue de 239.676 GWh (unos 69.500 GWh en BT≤10 kW), los costes regulados supusieron de media 8,8 c€/kWh asumiendo que los insuficientes ingresos generaron un nuevo déficit de 1,3 c€/kWh, pues con los 17.991 M€ de ingresos y recuperaciones, estos costes regulados significaron 7,5 c€/kWh de promedio.

Pero cada tarifa tiene unos peajes. A la fecha de publicación del informe de UNESA, la tarifa 2.0A que se toma como referencia del consumidor tipo pagaba en peajes de acceso 38,04 €/kW/año por el término fijo y 4,4 c€/kWh por el término variable. Una atribución que no penaliza suficientemente a los que más consumen y dirigida a asegurarse, vía cuota de abono, la mayor parte de los costes regulados.

Junto a los costes regulados, en el término fijo el consumidor paga 4 €/kW/año por el MARGEN DE COMERCIALIZACIÓN que va a parar en la gran mayoría de los casos a una empresa de UNESA.

Además de los costes regulados, en el término variable se agrega el COSTE DE PRODUCCIÓN DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA, con metodología propia para la factura de referencia, denominado Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC) a condición de tener contratada una comercializadora de referencia que está asociada a… UNESA. En 2014, el PVPC aplicable al consumidor tipo con tarifa 2.0A fue de 7,5 c€/kWh según la aplicación Lumios. Este precio está destinado a pagar los mercados de generación, en que de nuevo UNESA aparece como agrupación omnipresente al poseer casi todas las centrales térmicas y cerca de un 40% de las hidráulicas y el régimen especial, lo que les garantiza poner en venta entre el 60 y el 66% de la electricidad producida.

Aparece el IMPUESTO SOBRE LA ELECTRICIDAD: un 5,1127% de los términos de potencia y de energía.

Por otra parte, entre los EQUIPOS DE MEDIDA Y CONTROL que las comercializadoras pueden alquilar al abonado, un simple contador sin discriminación horaria sin telegestión supondrá 6,48 € anuales.

Finalmente, se aplicará el IMPUESTO SOBRE EL VALOR AÑADIDO, que supone un elevado tipo impositivo del 21% sobre todos los conceptos anteriores.

Recapitulemos:

Para un abonado tipo, que tiene una potencia de 4 kW y un consumo anual de 3.240 kWh (REE) bajo la tarifa 2.0A contratada con una gran eléctrica, , estos son los desgloses:

  • Peajes de acceso término fijo: 38,04 €/kW/año x 4 kW = 152,16 €
  • Peajes de acceso término variable: 4,4 c€/kWh x 3.240 kWh = 142,56 €
  • Margen de comercialización: 4 €/kW/año x 4 kW = 16,00 €
  • Precio de la energía: 7,5 c€/kWh x 3.240 kWh = 243,00 €
  • Impuesto de electricidad: 0,051127 x 553,82 € = 28,32 €
  • Alquiler de contador: 6,48 €
  • IVA: 0,21 x 588,62 € = 123,61 €

Hagamos un cálculo aproximado sobre los destinos de cada pago:

  • 41,4% Peajes de acceso: 294,62 €
    • Régimen especial: 128,16 € (UNESA: 42,72 €)
    • Distribución y comercialización: 70,71 € (UNESA: 67,17 €)
    • Déficit tarifario: 38,30 € (UNESA)
    • Sistema extrapeninsular: 25,04 € (UNESA)
    • Transporte: 23,57 € (UNESA: 1,18 €)
    • Bono social: 5,89 € (abonados con dificultades o escaso consumo)
    • Interrumpibilidad del suministro: 1,77 € (grandes consumidores)
    • Compensaciones nucleares: 0,88 € (UNESA)
    • CNMC: 0,30 €
  • 2,2% Margen de comercialización: 16,00 € (UNESA)
  • 34,1% Precio de la energía: 243,00 € (UNESA: 162,00 €)
  • 0,9% Alquiler de contador: 6,48 € (UNESA)
  • 21,3% Impuestos: 151,93 €

 

La lectura que sacamos es que 369,77 euros («sólo» un 52%) de una factura de 712,03 euros van a parar hoy a UNESA o se deben a su operación, mientras que 85,44 € (el 12%) se distribuyen en primas a numerosos pequeños productores en régimen especial (lo que Endesa denomina subvenciones a renovables e Iberdrola, políticas medioambientales) y únicamente 3,54 € (el 0,5%) sirven para retribuir a pequeños comercializadores. Otros 5,89 € (un 0,8%) compensan a millones de pequeños consumidores y las familias desfavorecidas, una solidaridad que las grandes empresas magnifican como una peligrosa política social.

Las eléctricas tienen la osadía de incluir unilateralmente en los «costes ajenos al suministro» conceptos claramente relacionados con la generación, como las primas al régimen especial -que sirven para premiar tecnologías más eficientes o fuentes autóctonas-, las compensaciones extrapeninsulares -dirigidas a reducir el precio de los caros grupos de generación fósil de las islas y ciudades autónomas- o el déficit tarifario -creado para devolver el supuesto precio de generación del régimen ordinario-,  o con medidas frente a la demanda como las compensaciones por suministro interrumpible -ideado para casos en que el sistema deba desconectar a grandes consumidores, que gozan de tarifas rebajadas-. Sin embargo, las empresas de UNESA (EndesaEGP, Iberdrola, GasNatural-Fenosa, EDP-HC, E.ON) se benefician casi en exclusiva de D+C, de las cuotas por déficit tarifario, de las compensaciones extrapeninsulares y de la moratoria nuclear, conceptos que suman 9.732 M€ (el 46% de los gastos regulados). Además, cuentan con gran número de plantas generadoras en RE y son acreedoras, junto con grandes bancos que en años pasados fueron sus socios de referencia, de parte de los 26.000 M€ de un déficit tarifario titulizado.

Comparemos la factura del consumidor medio con lo que Endesa e Iberdrola afirman:

  • Precio de la energía, alquiler de contador, margen de comercialización, transporte, distribución y comercialización: 50,5% contra 44% de Suministro y transporte según Endesa y 38% de Energía consumida y líneas según Iberdrola.
  • Impuesto eléctrico e IVA: 21,3% contra 29% inventado por Endesa y 30,1% rebuscado por Iberdrola.
  • Régimen especial (renovables y cogeneración): 18% contra 18% pero mal denominado Subvenciones a energías renovables por Endesa y 19% denominado Política medioambiental por Iberdrola.
  • Bono social: 0,8% contra 2,5% de Ayudas sociales exagerado por Ibedrola.
  • Sistema extrapeninsular: 3,5% contra 3,7% de Políticas territoriales según Iberdrola.

Lo que a las entidades de UNESA les preocupa, y de ahí el invento de los costes ajenos al suministro, es llevarse menos tajada del pastel eléctrico, máxime con unas deudas sectoriales que decuplican de largo el beneficio de sus negocios eléctricos. Pero ese mensaje de culpabilidad de las renovables en el sobrecoste de tarifa se cuela con demasiada facilidad en la prensa y cala en el público. A pesar de presentar los desgloses probablemente menos rigurosos y transparentes del mercado.