Otra de las afirmaciones de los anti-renovables sostiene que aun en países con progresiva implantación de energía eólica, las emisiones de gases de efecto invernadero apenas descienden o incluso aumentan. Y a continuación relacionan los paradigmas de Dinamarca (-7%) o España (+31%) entre 1999 y 2010. De nuevo, están obviando dos parámetros esenciales:
- Presentan la evolución de las emisiones globales del país, esto es, incluyendo todos los sectores (transporte, industria, residencial…) en lugar de escudriñar solamente el sector de generación eléctrica.
- No distinguen las diferentes combinaciones de fuentes generadoras, olvidando que las emisiones no sólo dependen de la implantación renovable, sino también del resto de tecnologías del mix.
Evidentemente, en una nación con elevada importancia del sector transportes y una elevada tasa de intensidad energética, por ejemplo, poca reducción del índice de CO2 global puede advertirse contabilizando sólo la electricidad de origen renovable. Por otro lado, es preciso hacer diferencias entre los sistemas que paralelamente van sustituyendo centrales de carbón o fuel por ciclos combinados de gas natural, y los que sólo introducen renovables en detrimento de las plantas térmicas más clásicas.
Ilustro lo que critico mediante gráficos progresivos, a partir de publicaciones de Eurostat y de la AIE:
- Una relación entre las emisiones de CO2 derivadas de la electricidad y el grado de implantación de energías renovables eléctricas en la UE y su entorno, en que aun siendo notables las diferencias caso por caso se detecta una tendencia inversamente proporcional (más renovables, menos emisiones).
- Una comparación entre la evolución de las emisiones globales y la evolución de las emisiones exclusivamente originadas por el sector eléctrico, para algunos países, donde se observa la divergencia entre ambas series.
Siguiendo los ejemplos expuestos, Dinamarca sólo redujo sus emisiones globales entre 1990 y 2010 un 7% pero las emisiones relativas del sistema eléctrico disminuyeron al 54%, al tiempo que las renovables contribuyeron a generar desde el 2,5% hasta el 33% de la electricidad; en cuanto a España, que aumentó las emisiones globales un 31%, vio sin embargo descender las emisiones relativas del sistema eléctrico al 56%, pasando de un 17% a un 33% de generación éléctrica renovable en el mismo período.
En definitiva, mientras resulta incontestable que la progresiva introducción de fuentes renovables en los sistemas de generación contribuye generalmente a reducir las emisiones de CO2 del sector eléctrico, queda en evidencia la falta de paralelismo hoy por hoy entre la evolución de emisiones globales de los países y su evolución de emisiones por generación eléctrica, cuanto más si se pretende contabilizar sólo el ritmo de penetración de renovables en el sistema.