Desmontando a Tony Heller

Me invitan a leer en Principia Scientific, uno de esos sitios «escépticos» que dicen tratar de ciencia y registrado en una conocida sede virtual del Reino Unido, un artículo de manual redactado por Tony Heller, bloguero negacionista del cambio climático que se hacía llamar Steven Goddard, titulado «The Climate Fraud Conspiracy: Key Evidence Explained» (La conspiración del fraude climático : La evidencia clave explicada).

En el invierno boreal de 2017 abundaban escritos como el de este mediático «enfriólogo», donde pretende colarnos como evidencias las erróneas conclusiones, típicas falacias y falsedades que componen el argumentario contra el cambio climático:
1. El manido período cálido medieval

  • «En 1990, Tom Karl y el IPCC mostraron que la Tierra estuvo mucho más caliente hace 900 años, durante el período cálido medieval»
  • «Pero en 1995, los científicos del clima tomaron la decisión de eliminar el molesto período cálido medieval»
  • «Para 2001, Michael Mann y el IPCC continuaron con sus planes y borraron el período cálido medieval»

Una curva sin escala extraída del capítulo 7 del Informe de 1990 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), una declaración sin referencias de 2006 realizadas por Deming, correligionario profesor ultraconservador ligado al petróleo, y un único gráfico sacado del Tercer Informe de Asesoramiento del IPCC diez años posterior al primero y de hace ya quince años. Esa es toda la artillería pesada de Heller para acusar a la comunidad científica internacional de «ocultar» un supuesto calentamiento medieval.

Lo que esconde el bloguero es que el texto que acompaña el diagrama de KARL ET AL (página 202) cita:

El último décimo de los trece siglos más recientes (sobre los años 950-1250) parece haber sido excepcionalmente cálido en Europa occidental, Islandia y Groenlandia (ALEXANDRE 1987, LAMB, 1988) . Este período se conoce como el óptimo climático medieval. China estuvo, sin embargo, fría en la misma época (principalmente en invierno) aunque el sur de Japón estuvo cálido (YOSHINO, 1978)

Esto es, un episodio más bien local.

Basta con verificar en la bibliografía que el estudio de ALEXANDRE está concretamente basado en fuentes narrativas (Le Climat en Europe au Moyen Age. Contribution à l’histoire des variations climatiques de 1000 à 1425 d’après les sources narratives de l’Europe Occidentale) para no atribuir exactitud a lo que los propios autores denominan diagrama esquemático.

Heller también soslaya que el gráfico de 2001 es una muestra del hemisferio norte (no de Europa Occidental ni de todo el planeta) y sobre todo se abstiene de citar el amplio margen de error para el período 1000-1600 y la evolución de los métodos de estimación. En efecto, la calibración de datos combinados terrestres y marinos (dendrocronología, núcleo del hielo, documentos históricos, corales) no evidencia una mayor calidez de este período respecto del siglo XX. El detractor pone la mira en MANN pero obvia que otros investigadores llegaron a similares conclusiones con datos y métodos diferentes.

Este francotirador podría aprender un poco del párrafo Was there a «Little Ice Age» and a «Medieval Warm Period»? y, sobre todo, tener un poco de respeto por la revisión y la actualización científicas. Sirva como muestra el que en Science Direct aparecen 58.000 publicaciones sobre climatic change en libros y revistas entre 1823 y 1990, mientras que se catalogaron 66.000 en el decenio 1991-2001 y 300.000 desde 2002 hasta hoy.


2. La infundada sospecha de los satélites desaparecidos

  • «El informe IPCC de 1990 también detallaba los datos satelitales de la NOAA sobre el Ártico, que mostraban cómo la extensión del hielo oceánico ártico era mucho menor en 1973 que en 1979»
  • «Los científicos del gobierno también sabían en 1985 que la extensión del hielo marino ártico era mucho menor en los 40’s y en los 50’s que en 1973»
  • «Los datos anteriores a 1979 sobre el hielo del Ártico eran extremadamente molestos, luego la NOAA los hizo simplemente desaparecer. Ahora sus gráficos comienzan justo en el pico del año 1979. He estado intentando encontrar los datos satelitales del IPCC anteriores a 1979 por el NOAA durante más de seis meses y aparecen como ‘imposibles de localizar’.»

Nótese cómo, para intentar obtener credibilidad, Heller denomina «científicos del gobierno» a Martin I. HOFFERT, de la universidad de Nueva York, y a Brian P. FLANNERY, de la petrolera Exxon, autores del capítulo 5 Model projections of the time-dependent response to increasing carbon dioxide (1985) donde se reproduce el gráfico de hielo del océano Ártico de VINNIKOV ET AL extraído de Current Climate Estimates in the Northern Hemisphere (1980). No deja de resultar curioso que, de un compendio que supera las 400 páginas, el bloguero no recupere más que una imagen para su osada intención de desmentir a la comunidad científica internacional. Pero lo que más llama la atención es que las estimaciones de hielo en ese gráfico se refieren solamente al sector del Océano Ártico entre 1920 y 1975 y están en escala absoluta (extensión entre 5,5 y 7,5 millones de km2), cuando los gráficos del IPCC se refieren al hielo marino de todo el Hemisferio Norte y sus escalas representan anomalías, una en km2 (1990) y otra en porcentaje (2001). No son gráficos comparables, ni en el espacio, ni a escala temporal, ni por las unidades indicadas.

Veamos qué representa el gráfico de 1980 respecto de las últimas modelizaciones del Quinto Informe del IPCC (2013):

ipcc-ar5-wg1-2013_vs_heller

IPCC AR5 WG1 fig 4-03 contra Tony Heller

Por otra parte, antes de editar un gráfico de 1990 sobre el hielo ártico con la afirmación «datos satelitales ilocalizables», Heller podría haberse asegurado de si esos datos existen realmente visitando el observatorio de hielo oceánico de la NASA, donde precisamente se indica que «Desde 1979, una colección de satélites ha suministrado un registro continuo y casi completo de la capa de hielo oceánico«. No es muy difícil colegir que los datos obtenidos de satélites previos eran discontinuos y dispersos.

En efecto, aunque en el informe IPCC de 1990 se cita (pág 224) que se han utilizado observaciones satelitales de rutina para representar la extensión de hielo ártico desde los primeros años 70, las limitaciones iniciales se evidencian en el informe IPCC de 2001:

La extensión del hielo marino (el área interior de las márgenes del hielo oceánico) se observó desde el espacio de 1973 a 1976 usando el instrumento ESMR (Electrically Scanning Microwave Radiometer) basado en satélites, y luego continuamente desde 1978 mediante los instrumentos SSMR (Scanning Multichannel Microwave Radiometer) de 1978 a 1987, y SSM / I (Special Sensor Microwave/Imager) de 1987 hasta hoy.

La intercalibración de datos de los diferentes satélites no llegó hasta 1997.

En cualquier caso, los picos de hielo en los años setenta quedan patentes en los gráficos de la NASA; sólo que hay que querer mostrarlo en relación con la evolución conocida :

sea_ice_1953-2016

NASA Earth Observatory. Anomalías de extensión del hielo oceánico 1953-2016 contra Heller

3. Los antiguos relatos imprecisos tomados como fuentes autorizadas

  • «En los 50’s, los científicos eran muy conscientes de que la ‘delgada corteza’ del hielo marino del Ártico estaba desapareciendo y predijeron un Ártico sin hielo en una sola generación»
  • «Los científicos también eran conscientes de que hacia 1970 el hielo marino del Ártico se estaba volviendo mucho más grueso y extenso»
  • «El calentamiento previo y el posterior enfriamiento del Ártico no convenían, por lo que la NOAA y la NASA los hicieron desaparecer»

Heller tiene que recurrir a extractos de prensa de hace sesenta años sin referencias estacionales para intentar sostener su hipótesis. El de 1958 cita la opinión de algunos científicos que esperaban el deshielo completo del Ártico «en el período de vida de nuestros hijos», seguido de otro recorte de 1970 sobre investigaciones árticas en un contexto de enfriamiento temporal. Uno se pregunta si ha leído realmente el informe IPCC de 1990:

Los barcos han observado durante mucho tiempo los límites del hielo marino, y los registros de los puertos contienen a menudo fechas de aparición y desaparición de los hielos portuarios y costeros. Estas observaciones presentan muchos problemas de interpretación (BARRY, 1986) aunque se cree que son más fiables después de 1950. Los cambios y fluctuaciones en la extensión del hielo marino del Ártico han sido analizados por MYSAK y MANAK (1989). No encontraron tendencias a largo plazo en la extensión del hielo marino entre 1953 y 1984 en una serie de regiones del océano Ártico, pero hubo una evidente variabilidad sustancial a escala de decenios en el área atlántica […] Desde 1976, la extensión del hielo marino en el Hemisferio Norte ha variado alrededor de un nivel climatológico constante, aunque en 1972-1975 la extensión del hielo marino fue significativamente menor.

En cualquer caso, nada de ocultación de esos episodios puntuales: El informe IPCC de 2001 dejó claro que el conjunto de datos hemisféricos y regionales para el Ártico permiten contextualizar las tendencias derivadas de los satélites a la escala de un siglo:

La Figura 2.15 muestra las series temporales anuales de la extensión de hielo del hemisferio norte por estación de 1901 a 1999, utilizando datos in situ antes de la era de los satélites (VINNIKOV ET AL, 1999). Cabe destacar que la cobertura espacial de los datos antiguos no está completa, con los mayores vacíos de datos en otoño e invierno. Debido a que se disponía de pocos datos, la variabilidad de las series de otoño e invierno en la Figura 2.15 es menor durante las primeras décadas del siglo. Globalmente, no hay datos de verano ni de otoño durante la Segunda Guerra Mundial.

Y para colmo, escoge las temperaturas de una sola estación como Reykjavik, que ni siquiera forma parte oficialmente de la región ártica, para que su teoría aparente evidencia.

4. El culto al salto térmico de los 40

  1. «En 1985, Phil Jones, de la CRU, mostró un gran pico de calentamiento global por 1940, seguido de un enfriamiento de unos 0,5ºC»
  2. «El pico de los 40’s era incómodo para Phil Jones y el resto de sus correligionarios, de modo que discutieron cómo deshacerse de él»
  3. «Y lo hicieron. Suprimieron totalmente el hito de los 40’s y el enfriamiento siguiente. Ya no existe en los registros de temperaturas»
  4. «La NASA también ha eliminado el molesto calentamiento de los 40’s y el posterior enfriamiento, tal y como los citados científicos hicieron»

4.1) Vuelve Heller/Goddard a utilizar el documento de 1985, esta vez por los picos del gráfico 5.1 extraído de Variations in Surface Air Temperature; Part 1, Northern Hemisphere, 1881-1980 (JONES, WIGLEY ET AL, 1982). HOFFERT y FLANNERY declaraban que «La temperatura superficial del aire mostrada en la figura 5.1 indica un calentamiento global de más de 0,5ºC de los años 1880 a los 1940. Este calentamiento no continúa; al contrario, estuvo seguido de una aparente nivelación y una tendencia decreciente con importantes variabilidades superpuestas«. En el hemisferio norte, recordemos.

4.2) Aunque esta teoría ya había sido rebatida en 2008, viene a colocar en el anzuelo uno de los correos electrónicos de la Universidad de Anglia Oriental (UEA) hackeados y seleccionados por escépticos antes de la cumbre de Copenhague de 2009 para crear el Climategate con el fin de desacreditar a los científicos de la CRU. En ese mail, WIGLEY (UCAR, Estados Unidos) discute con JONES (UEA, Reino Unido) repecto de la corrección de un enfriamiento oceánico incoherente con la tendencia terrestre.

Además de relacionar inapropiadamente un gráfico de temperaturas aéreas del hemisferio norte con un tratamiento de temperaturas marinas globales, el bloguero convierte un mero y necesario ajuste estadístico en una terrible conspiración sobre la manipulación de resultados. Esperará que nadie haya leído la explicación de las mediciones oceánicas a la baja en los 40’s ni cómo la Revisión Independiente de los E-mails sobre el Cambio Climático, una de las comisiones creadas para investigar el asunto, ya concluyera en 2010 en el capítulo 6 de su informe final que:

En cuanto a a los ajustes de datos, no hay base para alegar que la CRU realizara ajutes de datos que tuvieran un efecto significativo sobre la medias globales ni que con ello generara evidencias sobre el calentamiento reciente (…) No encontramos nada en el comportamiento por parte de los científicos de la CRU, objeto de las alegaciones tratadas en este capítulo, que socave la validez de su trabajo.

4.3) A continuación, el gurú negacionista pretende probar que el salto de los años 40 ha sido eliminado plantando aisladamente un gráfico multianálisis de anomalías de temperaturas globales, cuando su referencia de partida (HOFFERT & FLANNERY, 1985) representaba cambios de temperatura en el hemisferio norte probablemente medida sólo en estaciones. Cuando se cruza la curva de VINNIKOV ET AL con la que realmente corresponde de la NASA (anomalías térmicas del hemisferio norte registradas en estaciones en base 1881-1980), la coincidencia es evidente:

Mediciones de Vinnikov coincidentes prácticamente con los datos del GISS (NASA) contra Tony Heller

4.4) Para colmo, compone un montaje donde por fin llega a demostrar algo : Sus carencias en la correlación básica de conceptos climatológicos. A la sazón, compara un antiguo gráfico de cambios de temperatura global tierra-océano con base 1881-1980 (Climate Impact of Increasing Atmospheric Carbon Dioxide, HANSEN ET AL, 1981) con el multianálisis de anomalías térmicas sólo en tierra respecto de la media 1951-1980 (GISS-NASA, 2017). De nuevo, la combinación del dibujo de 1981 con el gráfico correcto de la NASA basado en estaciones presenta una correlación casi fiel, desviada a partir de los años 60:

Mediciones de Hansen casi coincidentes con los datos apropiados del GISS (NASA) contra Tony Heller

Esta confusión de datos entre períodos, mediciones y espacios, esa recurrente comparación con un contexto que no les corresponde, muestra cuán extremadamente ridícula y hasta peligrosa resulta la ceguera negacionista. ¿De qué lado caen las actitudes deshonestas?

5. La pausa ¿definitiva? del calentamiento

  • «En 2013, la pausa del calentamiento global posterior a 2000 fue clave para el informe del IPCC»
  • «Lo que resultó incómodo para la NOAA y la NASA, de modo que Tom Karl y Gavin Schmidt la hiceron desaparecer»
  • «Este fraude fue tan flagrante que incluso el principal científico y timador del palo de hockey Michael Mann lo denunció a voces»

Heller no demuestra que el IPCC considerara un tema central la supuesta pausa (de hecho, sólo se trató en relación con las modelizaciones y entre otros 12 temas), sino que escoge simplemente un mero artículo de la BBC de 2013 a colación de a las reuniones del primer grupo de trabajo para el 5º informe donde se presentan dos gráficos sacados del documento de la Met Office The recent pause in global warming (2): What are the potential causes?. El primero -extraído expresamente por Heller para adornar el titular- muestra las tendencias de calentamiento de la superficie hasta entonces por bloques de nueve años, medidas en grados centígrados por década, de modo que solamente define si la tendencia decenal respecto de la media ha sido al alza o a la baja. El segundo gráfico representa la tendencia de ganancia de calor de las capas oceánicas superficiales, en cientos de zettajulios al año (y no la tendencia de ‘no se sabe qué’ en 10000 trillones de años, como indica la prensa).

En esa media decenal, escala que pone el foco más en ciclos meteorológicos que en tendencias climáticas, como aclararon a los medios varios expertos, se observan varios ciclos de bajadas y subidas desde 1880. Pero tanto el periodista como el bloguero han omitido las series evolutivas del calentamiento global (anomalías de temperatura, de calentamiento oceánico y de nivel marino) presentes en el mismísimo gráfico que les sirve de fuente y más fáciles de comprender por los lectores:

Is the current lack of warming unusual? (Met Office, 2013) contra Tony Heller

Hay intencionalidad en dirigir la atención sólo al período 1998-2013, que parte de un fenómeno excepcional como El Niño y se da en paralelo un tremendo almacenamiento térmico oceánico hasta 2002, efecto que puede explicar la disparidad entre las temperaturas en tierra y en la superficie oceánica.
Según el propio informe de la Met Office:

El análisis de la simulación de la variabilidad natural indica que aun con una tasa de calentamiento a largo plazo de 0,2 °C por década, cabría esperar de media en cada siglo al menos dos períodos con una tendencia aparentemente nula durante una década. La pausa actual en el aumento de la temperatura superficial global no es excepcional, según las simulaciones de modelos recientes (…) Las observaciones del contenido de calor oceánico y del aumento del nivel del mar sugieren que este calor adicional ha sido absorbido en el océano. Los cambios en el intercambio de calor entre el océano superior y el océano profundo parecen haber causado como poco parte de la pausa en el calentamiento superficial, y las observaciones sugieren que el Océano Pacífico puede desempeñar un papel clave.

Por otra parte, según el resumen técnico del 1er grupo de trabajo del IPCC de 2013, la diferencia entre tendencias simuladas y observadas «pueden estar causadas por alguna combinación de variabilidad climática interna, forzamientos radiativos no considerados o incorrectos, y error de respuesta del modelo«.

EN 2014 la NASA redactó un compendio con las contribuciones de ENGLAND ET AL explicando el efecto enfriador del patrón de vientos cambiantes del pacífico.

En 2015, KARL ET AL publicaron en la revista Science el estudio titulado Possible artifacts of data bases in the recent global surface warming hiatus (Posibles alteraciones en los patrones de datos sobre el reciente receso del calentamiento de la superficie global) que no resta méritos a los estudios anteriores, sino que reanaliza el patrón de datos empleados para calcular las temperaturas durante la «pausa» y llega a la conclusión de que las temperaturas estaban subestimadas. Este estudio levantó las suspicacias de algunos congresistas de EEUU, que solicitaron una investigación de los científicos de la NOAA .

Siguieron discusiones sobre la metodología pare estimar el intercambio térmico oceánico.

En 2016, un grupo de científicos encabezados por FYFE y entre los que se encontraban ENGLAND, MANN o HAWKINS elaboraron el estudio titulado Making sense of the early-2000s warming slowdown (Aportando sentido a la pausa del calentamiento en los primeros 2000), publicado en Nature, en el que contradecían la teoría de errores de KARL ET AL sin negar el aumento de la subida de temperaturas.

A inicios de 2017, Science publicaba un estudio independiente que confirmaba que no hubo pausa en el calentamiento global: Assessing recent warming using instrumentally homogeneous sea surface temperature records (Evaluación del reciente calentamiento mediante registros instrumentalmente homogéneos de la temperatura superficial del mar), elaborado por por HAUSFATHER ET AL. Sus conclusiones daban la razón al análisis de la NOAA:

Encontramos un gran sesgo de enfiamiento en la versión 3b de ERSST y sesgos de enfriamiento menores pero significativos en HadSST3 y COBE-SST desde 2003 hasta el presente, con respecto a la mayoría de las series examinadas. Estos resultados sugieren que los ratios extraídos de calentamiento sobre las temperaturas superficiales marinas en los últimos años se han subestimado en estos tres conjuntos de datos.

«La ‘pausa’ del cambio climático no existe, dicen los científicos, golpe mortal a los negacionistas del calentamiento global» titulaba The Independent.

En efecto, si estamos en 2017, ¿por qué Heller no publica datos actualizados? Puesto que se trata de una cuestión estadística, bastarían unos pocos años de elevado calentamiento tras 2013 para echar por tierra los argumentos sobre su freno. Quizá los últimos gráficos de la Met Office ayuden a comprender ese silencio:

Temperatura media global 1850-2016 (Met Office, 2017) contra Tony Heller

El gráfico habla por sí solo. Y los insultos a los científicos sobran.

6. La guinda negacionista : falsear datos para acusar de falsear datos

  1. «En 1990, la NASA determinó que las temperaturas satelitales eran más fiables que las superficiales, y que deberían ser tomadas como modelo»
  2. «Los datos de los satélites no dan a la NASA la respuesta que desean, por lo que la agencia espacial estadounidense ignora los satélites y en su lugar suministra temperaturas de superficie fraudulentas»
  3. «El fraude no se limita a los datos de temperatura. En 1982, James Hansen de la NASA mostró que el nivel del mar dejó de aumentar desde mediados de los años 50 durante 20 años. Desde entonces, la NASA ha borrado esta pausa para convertirla en una aceleración»

6.1) Esta es la seriedad del bloguero: Un artículo del Cranberra Times de 1990, sin referencias, citado como evidencia definitiva en varias páginas negacionistas:

Un informe emitido por la agencia espacial estadounidense NASA concluyó que no ha habido ninguna señal de que el efecto invernadero aumentara las temperaturas globales durante los años ochenta. Sobre la base de un análisis por satélite de la atmósfera entre 1.500 y 6.000 metros sobre el nivel del mar, el informe dijo que el estudio encontró «un patrón aparentemente aleatorio de cambio de año en año». Mientras varios meteorólogos gubernamentales y universitarios de todo el mundo han llegado a la conclusión de que las temperaturas promedio de la superficie han aumentado significativamente en los últimos años, los autores del informe dijeron que su análisis por satélite de la atmósfera superior es más preciso y debería ser adoptado como la forma estándar de monitorizar el cambio de la temperatura global.

El informe en cuestión lo habían publicado en 1990 en Science dos científicos, SPENCER y CHRISTY, con el título Precise Monitoring of Global Temperature Trends from Satellites (Monitoreo preciso de las tendencias de temperaturas globales desde satélites). Ambos aplicaron auto-correcciones posteriores al haber detectado sesgos a la baja de los datos recolectados por los instrumentos satelitales. Más tarde, en 2004, FU ET AL publicaron en Nature el artículo Contribution of stratospheric cooling to satellite-inferred tropospheric temperature trends (Contribución del enfriamiento estratosférico a las tendencias de la temperatura troposférica inferida por satélites), donde explican cómo esas mediciones fueron subestimadas porque el instrumento registra parcialmente temperaturas estratosféricas cuya gran tendencia de enfriamiento compensa las contribuciones del calentamiento troposférico. Y por fin en 2006, WIGLEY, el propio CHRISTY y otros autores redactaron Temperature Trends in the Lower Atmosphere – Understanding and Reconciling Differences (Tendencias de temperatura en la atmósfera inferior. Comprensión y reconciliación de las diferencias), donde se señalaba que :

Los datos de superficie mostraron un calentamiento promedio mundial sustancial, mientras que las primeras versiones de los datos satelitales y de radiosonda mostraron poco o ningún calentamiento sobre la superficie. Esta importante discrepancia ya no existe porque se han identificado y corregido los errores en los datos del satélite y la radiosonda. También se han desarrollado nuevos conjuntos de datos que no muestran tales discrepancias.

Este informe conjunto concluye al respecto que es más probable que las diferencias entre la superficie y la troposfera provengan de errores en los datos troposféricos que de errores en los datos de superficie, así como que hay muy probablemente errores en los conjuntos de datos de las sondas derivados de métodos de corrección inapropiados para enfriamientos espúreos, y que se dan diferencias tendenciales entre diferentes versiones de satélites por los distintos cruces de datos.

6.2) En lo que concierne los registros del GISTEMP, puestas en relación con las de la UAH y el RSS en un gráfico de Woodfortrees editado, hay que tener mucho descaro para rebuscar el inicio que más le interesa (1995, en un histórico de temperaturas que comienza en 1979), el promedio que más le conviene (60 meses en lugar de 12) y series no comparables (mediciones satelitales modernas de la temperatura en el suelo contra registros más antiguos interpolados de temperatura del aire).

He aquí lo que ocurre cambiando el origen de la serie a 1979:

woodfortrees.org – Curvas desde 1979 con mayores anomalías RSS, contra Heller

El propio autor de la web que implementa los gráficos advierte en sus notas del posible mal uso de la herramienta y explica cómo realizar correctamente las comparaciones, incidiendo en que las fuentes disponibles refieren anomalías de temperaturas mensuales respecto de líneas base diferentes:

GISTEMP 01/1951 – 12/1980 (30 años)
HADCRUT4 01/1961 – 12/1990 (30 años)
RSS 01/1979 – 12/1998 (20 años)
UAH 01/1981 – 12/2010 (30 años)

GISTEMP se basa en un período base más lejano, durante el cual las temperaturas eran más frías, de modo que las anomalías aparecen más elevadas. UAH, por el contrario, utiliza un período base más reciente y cálido, por lo que las anomalías aparecen más bajas. No es una cuestión de fraude, sino de pura estadística.

Y he aquí la comparativa correcta del autor de la web con las series apropiadas:

GISTEMP LOTI global mean
HADCRUT4 global mean
RSS MSU LT global mean
UAH 6.0 NSSTC LT global mean

woodfortrees.org – Comparaciones correctas del autor, contra Heller

En ningún momento la NASA confía deliberadamente más en las estaciones meteorológicas que en las mediciones satelitales. Según GISTEMP, la metodología Land-Ocean Temperature Index (LOTI), que trabaja con anomalías térmicas combinadas del aire sobre suelo y de la superficie marina «muestra una representación más realista de las tendencias de media global» que las dTs [estaciones meteorológicas, que sólo toman las anomalías térmicas del aire sobre el suelo] ; [LOTI] subestima ligeramente las tendencias de calentamiento o enfriamiento, ya que la capacidad calorífica calor mucho mayor del agua en comparación con el aire causa una reacción más lenta y reducida a los cambios; dTs por el contrario sobreestima las tendencias, ya que no tiene en cuenta la mayoría de los efectos amortiguadores de los océanos que cubren aproximadamente dos tercios de la superficie de la Tierra«.

6.3) De nuevo el recurso al montaje mal calibrado de un gráfico antiguo, intentando oponer un estudio de GORNITZ, HANSEN ET AL (GISS, NASA, 1982) a las mediciones del CSIRO (gobierno australiano) por una falta de correlación puntual. El bloguero subtitula que «sólo es un pequeño ejemplo del fraude climático ejecutado ante nuestras narices por la NASA, el NOAA y el CRU», antes de hacer una llamada a que Trump pare estos trabajos y a que los funcionarios denuncien con medios dudosos a los científicos.

La NASA explica las diferencias entre las distintas evaluaciones:

Los investigadores han ideado una variedad de métodos para superar estas brechas e identificar las tendencias en el aumento mundial del nivel del mar durante el siglo XX. El resultado: un acuerdo sustancial sobre la tendencia a largo plazo pero diferencias en la evaluación de las variaciones a lo largo de los años y las décadas.

Y es que las mediciones con mareógrafos son especialmente complejas por la combinación de datos de instrumentos diferentes de varias generaciones, muchos de ellos sujetas a inspecciones oculares e inscripciones manuales y dependientes de la zona del muelle en que se sitúen. Hoy se dispone de más datos y mejores técnicas para reconstruir los niveles, se introducen márgenes de error para las mediciones más tempranas y escasas y se combina desde 1993 mareógrafos y satélites, objeto de una reciente corrección.

La actualización de las fuentes hasta 2013 ha permitido reconstruir los registros de muchos mareógrafos antes indisponibles. El CSIRO dispone hoy de una larga lista con casi 550 mareógrafos anteriores a 1982, frente a los 193 considerados en el estudio de GORNITZ, HANSEN ET AL (donde al final sólo se emplean 86 concentrados en la Costa Este norteamericana, Escandinavia y el Báltico sur):

Gráficos CSIRO 2013 y Gornitz et al 1982 con sus muestras, contra Heller

Heller/Goddard se escandaliza por algo que se hace a diario en todos los campos: la revisión científica (incluso la propia de los autores). Se aferra a unos pocos registros con gran probabilidad de error entre la totalidad de las observaciones y esconde cínicamente, tras las absurdas acusaciones de fraude, las conclusiones de sus propias fuentes:

El aumento continuo de los niveles del mar es probable en un futuro próximo si las predicciones del calentamiento global son correctas. La expansión térmica del agua del mar puede aumentar el nivel marino de 20 a 30 cm en los próximos 70 años; si la lenta fundición del hielo aumenta al mismo ritmo que en los últimos 100 años, se producirá un aumento del nivel del mar entre 40 y 60 cm hacia 2050.

Cherry picking, gráficos no comparables, declaraciones sin referencias, documentación obsoleta, acusaciones infundadas, confusión de conceptos, omisión de conclusiones…

Otro amasijo de burdas falacias con que alimentar el credo conspiranoide contra el consenso científico del cambio climático.

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Del ridículo al esperpento

Los negacionistas del cambio climático y anti-renovables ya no saben qué inventarse para acusar de todos los males del mundo a las fuentes de energía de orígenes distintos del fósil o del nuclear.

Hace unos días, Mark Duchamp se volvía a retratar en uno de sus blogs con el post «Renewable energy kills 900 jobs – two Alcoa plants to close in Spain» (Las Renovables matan 900 empleos. Dos instalaciones de Alcoa cierran en España), que traduzco:


Alcoa cierra dos instalaciones en España. El alto coste de la energía tiene la culpa.»Los precios de la electricidad española para Alcoa podrían llevar a su cierre» (A menos que se concedan subvenciones). Ver el artículo: Los precios de la electricidad española.

Un medio de noticias español así lo publicó: “El cierre de Alcoa en España levanta a la industria contra el alto coste de la energía”. En el artículo se puede leer: “[Alcoa] ha anunciado un despido colectivo que supone, de hecho, el cierre de dos de sus seis fábricas en España, la de Avilés (Asturias) y A Coruña.” Leer más: El cierre de Alcoa en España

Nuestros comentarios: Se mostraron las protestas en la televisión española anoche y se mencionaron en el periódico regional La Voz de Galicia Pero como de costumbre, los medios españoles NO QUISIERON aludir al alto coste de la energía renovable, responsable de este nuevo fiasco… La ofuscación reina y acusarán a los culpables de siempre: las corporaciones multinacionales, las compañías energéticas, el capitalismo… [sic]

Alcoa ha cerrado otras instalaciones en Australia e Italia, países cuya carestía de energía renovable no puede competir contra la industria china en expansión, basada en la barata y abundante energía del carbón. Ver: Reuters on Alcoa Australia


De nuevo, el gurú anti-renovables acude a justificar las energías fósiles, defender la industria devoradora de energía y exculpar a las grandes empresas… en nombre del lema «salvar las aves».

Pero, como siempre, no hay ninguna demostración de sus aseveraciones. Únicamente tres enlaces como referencias:

 

# El primero, de 11/12/2014, dirige hacia una cabecera de metal-pages.com que reza «Alcoa’s Spanish power costs could lead to closures» (Los costes de la electricidad española para Alcoa pueden llevar a cierres). Sin acceso al desarrollo, el texto no tiene ningún valor argumental. Humo.


# El segundo lleva a un artículo de elconfidencial.com (08/12/2014) con el titular «El cierre de Alcoa en España levanta a la industria contra el alto coste de la energía«. En este medio liberal se toma por cierta la versión sobre el plan de despidos de Alcoa, gigante norteamericano del aluminio, quien pretende justificarse aduciendo pérdidas en sus cuentas sobre la electricidad, vector energético que la industria metalúrgica consume en grandes cantidades y con muy poca eficiencia y -dice- pesa enormemente en sus cuentas, de ahí que tanto la patronal siderúrgica como los sindicatos reclamen la modificación de las retribuciones del mercado eléctrico.

Un momento. ¿Hemos dicho «retribuciones«? En efecto, la gran industria está sujeta a contratos con servicio de interrumpibilidad; esto es, a la posibilidad de que REE le requiera reducir el consumo -y con ello, baje la actividad- ante desequilibrios técnicos entre generación y demanda o, con la nueva Orden, cuando resulte menos costoso frente a otras gestiones de suministro. Esta restricción les es compensada económicamente, mediante subasta a la baja, a estos clientes industriales, que además gozan de un precio reducido para la electricidad consumida.

Esperen. ¿Hemos dicho «precio reducido de la electricidad» a las industrias? Pues sí, según Eurostat, en 2014 (primer semestre, provisional) el precio medio de la electricidad para una planta industrial que consume más de 150.000 MWh anuales en España fue de 5,40 c€/kWh (de los cuales 0,26 c€ son impuestos no recuperables), cuando al consumidor doméstico medio le salió a 22,52 c€/kWh (incluidos 4,81 c€ de impuestos). Los precios a grandes clientes industriales en España son cercanos a los de Polonia o Bulgaria, y menores que en la importadora Italia -donde las rebajas al sector fueron consideradas subsidios ilegales por la Comisión Europea en 2009- o que en Reino Unido, cuya electricidad se produce principalmente con combustibles fósiles y nuclear.

Podemos observar en la Encuesta Industrial de Empresas que publica el INE, cómo la subagrupación Metalurgia (CNAE 24), en la que se inscribe Alcoa Inespal, compraba electricidad por un valor de 1.146 millones de euros en 2008, de 1.238 en 2012 y de 1.102 en 2013; apenas variable. En paralelo, obtuvo subvenciones a la explotación por 33 M€ en 2008, que repuntaron a 164 en 2009 para descender progresivamente a 89 en 2013. Desde luego, si comparamos el gasto eléctrico de 2013 con el total de los 28.352 M€ de gastos de explotación, el resultado es de un 4%. Aunque la media de toda la actividad metalúrgica no tenga que corresponderse forzosamente con la situación de Alcoa, difícilmente la influencia del gasto eléctrico superará la de otros, como la compra de materias primas, que ronda los 17.243 M€ (61%).

INE. Metalurgia española: Gastos de materias primas, servicios exteriores, personal y electricidad

INE. Metalurgia española: Gastos de materias primas, servicios exteriores, personal y electricidad

En la misma EIE, seleccionando más concretamente el sector Producción de metales preciosos y de otros metales no férreos (CNAE 24.4) puede verse que, si bien los gastos de explotación han crecido de 9.206 a 10.402 M€ en el período 2008-2013, se debe esencialmente al alza de las compras y subcontratas (7.177 a 8.478 M€). Puesto que no se especifica el gasto en electricidad (incluidos en «resto de gastos de explotación»), se han de cruzar los datos con la Encuesta de Consumos Energéticos del propio INE para el mismo sector, que precisamente redujo su gasto eléctrico de 413 M€ en 2009 a 381 M€ en 2011 (del 5,5 al 3,7% de los gastos de explotación). De nuevo, analizamos la media del sector en que se inscribe Alcoa y no la propia empresa, pero cuesta muchísimo imaginar el consumo eléctrico como el principal detonante de los despidos.

INE. Metalurgia no férrea española: Gastos de materias primas, servicios exteriores, personal y "resto" (energía y otros)

INE. Metalurgia no férrea española: Gastos de materias primas, servicios exteriores, personal y «resto» (energía

En su Annual Report 2013, Alcoa asume cerrar complejos ineficientes o de alto coste energético; afirma que sus costes de electricidad representan de media un cuarto del precio de producción del aluminio primario, y en general contrata precios eléctricos a largo plazo:

Para aumentar la rentabilidad de nuestro negocio del aluminio, estamos incrementando la productividad de las fundiciones y cerrando o recortando aquéllas cuya curva de costos es elevada debido a altos precios de energía o a su tecnología ineficiente. [pág. 3]
Mediante el proceso Bayer, Alcoa refina alúmina a partir de bauxita; a partir de la alúmina, produce aluminio mediante electrolisis, que requiere enormes cantidades de electricidad. Las cuentas energéticas suponen aproximadamente el 25% de de los costes de producción en el refino de alúmina para el total de la empresa. La electricidad supone aproximadamente el 26% de los costes de producción de aluminio primario de la compañía. A nivel mundial, Alcoa genera alrededor del 20% de la energía empleada en sus propias fundiciones y generalmente adquiere el resto con acuerdos a largo plazo. [pág. 19]

Encontramos en eleconomista.es algo de luz con la redacción de «Alcoa quiere 40 millones para evitar cerrar las plantas de La Coruña y Avilés» (10/12/2014), describiendo los pormenores de la operación fallida de Alcoa en una primera subasta de retribuciones y se anota:

La compañía recibió 190 millones en 2013 y se apuntará del orden de 150 millones en 2014 después de que el presupuesto para la interrumpibilidad se haya reducido dentro de la reforma energética del Gobierno desde los 677 millones de 2013 a los 550 millones de 2014 y la misma cantidad para 2015 (…)

Alcoa consume 6.000 GWh al año aproximadamente, lo que supone un 20 por ciento de los 30.000 GWh que utilizan las 150 industrias interrumpibles existentes en España. Según cálculos aproximados realizados por expertos consultados por este diario, la industria interrumpible paga alrededor de 60 euros/ MWh, lo que supone que para el conjunto de esta industria el recibo eléctrico ascendería a cerca de 1.800 millones, de los que a Alcoa le corresponderían alrededor de 360 millones.

Agradecemos el dato de consumo, aunque será variable en función de la actividad y aun si para ese gigantesca demanda de 6.000.000 MWh se debe aplicar la baratísima tarifa media industrial que describimos más arriba: 5,40 c€/kWh (54 €/MWh). El gasto eléctrico de todas las plantas españolas de Alcoa en 2014 se aproxima a 324 M€, de los que se restan las millonarias retribuciones por interrumpibilidad asignadas y que el consumidor paga vía tarifa. En definitiva, el balance de adquisición de electricidad de Alcoa Inespal para sus tres instalaciones en 2014 se estima en 170-180 M€.

Si la capacidad de La Coruña y Avilés es de 180.000 toneladas anuales, al parecer se encuentran produciendo al 60%, y el consumo eléctrico medio es de unos 20 MWh/t, ambas industrias pueden estar consumiendo 2.150 GWh/año. Con tarifa en la banda IG, la suma de consumo eléctrico de las plantas sobre las que pesa la amenaza de cierre habrá rondado los 116 M€ en 2014. Los ingresos en retribuciones por interrumpibilidad se habrán situado por los 50 – 60 M€. Cuando la empresa anuncia que producir una tonelada de aluminio primario en Avilés se encarecerá 500 euros por tonelada en 2015 está, sencillamente, atribuyendo el sobrecoste a los subsidios dejados de percibir por no haber logrado conseguir cupo en la primera subasta de grandes bloques para 2015.

Retomamos el Annual Report 2013 de Alcoa para analizar la situación de la empresa respecto del marco español:

Europa – Electricidad. Las fundiciones de Alcoa en San Ciprián, La Coruña y Avilés, España, adquieren electricidad mediante acuerdos bilaterales. Estos contratos, iniciados en mayo 2009, cesaron a 31/12/2012 y se sustituyeron por otros nuevos a partir del 01/01/2013. Los de las fundiciones de San Ciprián y Avilés se prolongan por 4 años hasta el 31/12/2016. El de la fundición de La Coruña, inicialmente por un año, se ha prorrogado por otro año adicional que expira el 31/12/2014. Antes del establecimiento del suministro energético mediante contratos bilaterales, Alcoa se sujetaba a una tarifa regulada. El 25/01/2007, la Comisión Europea anunció que había abierto una investigación para establecer si las tarifas reguladas que España garantizaba cumplían con las normas de la UE sobre ayudas estatales. Alcoa estuvo operando en España durante más de 10 añs con una estructura de suministro aprobada por el gobierno en 1986, bajo una tarifa equivalente de 1983. La investigación se limitaba a 2005 y se centró tanto en los consumidores intensivos de electricidad como en las empresas distribuidoras. Alcoa entiende que el sistema tarifario español de electricidad está en conformidad con todas las leyes y regulaciones aplicables, y por lo tanto no se halla ninguna ayuda estatal en este sistema de tarifas. Si la investigación de la CE concluyera que las tarifas eléctricas reguladas para las industrias son ilegales, Alcoa tendría la oportunidad de impugnar la decisión ante los tribunales europeos. El 04/02/2014, la CE anunció una decisión sobre este asunto, afirmando que las tarifas eléctricas garantizadas por España para 2005 no constituían ayudas estatales ilegales. Dada la situación de alto costo de las fundiciones de La Coruña y Avilés, añadida al aumento de los precios de materia prima y a la caída de los precios del aluminio, a principios de enero de 2012, Alcoa anunció su intención de recortar parcial y temporalmente sus fundiciones de La Coruña y Avilés, en España. Las reducciones parciales finalizaron en el primer semestre de 2012. Como resultado de una modificación en el régimen de interrumpibilidad actualmente en vigor en el mercado eléctrico español, en el primer trimestre de 2013, Alcoa recuperó para Avilés y la Coruña una parte (25.000 toneladas primarias anuales) de la capacidad restringida previamente en el primer semestre de 2012, en cumplimiento de los requisitos del régimen de interrumpibilidad modificado. [pág. 22]

Podemos leer en laopinioncoruna.es un artículo más avezado sobre el asunto titulado «Alcoa, un futuro a media luz» (09/12/2014), donde se reproducen declaraciones de la propia Asociación Europea del Aluminio justificando la pérdida de competitividad del sector en toda la UE por el sometimiento al control de políticas de coste eléctrico, y se hace un poco de historia:

(…) hay representantes del sector que aseguran que el resultado de la puja es solo una excusa y que el abandono de sus fábricas en España se produciría tarde o temprano, en cuanto dejase de percibir esas retribuciones que rebajan considerablemente su factura eléctrica.

(…) El gigante mundial del aluminio adquirió la entonces Inespal (antes Endasa) en 1998. Según fuentes del sector, fue un «chollo» para los americanos. El Estado vendió Inespal por unos 400 millones de dólares, pero 200 se cancelaron como deuda y el acuerdo incluyó un contrato de electricidad que ataba a las arcas públicas durante años y que se fue prorrogando hasta 2013, previas advertencias de la aluminera. Así las cosas, la multinacional recibió cuantiosas bonificaciones para ver rebajada su factura de la luz, que supone más o menos el 40% de sus costes de producción. Cuando se acabaron las vacas gordas, llegaron los truenos. «Cerraremos las plantas de España si no hay acuerdo satisfactorio para la tarifa eléctrica», aseveró en una entrevista en 2012 el entonces presidente de Alcoa en España, José Ramón Camino de Miguel. Hubo un nuevo «parche» y la puerta de Alcoa permaneció abierta. Pero con la pérdida de sus bonificaciones eléctricas en la subasta de interrumpibilidad de noviembre la luz roja se encendió de nuevo.

(…) Bonificaciones similares a las españolas las había también en otros países, como Italia. Pero el Tribunal de Justicia de la UE confirmó en 2013 que Italia debía recuperar 295 millones de euros en ayudas ilegales concedidas a Alcoa consistentes en una tarifa preferencial de electricidad. La respuesta de la multinacional aluminera estadounidense fue inmediata: el cierre de las plantas de Portovesme (Cerdeña) y Fusina, ambas de aluminio primario, y la reducción de la producción de nuevo en A Coruña y Avilés, que están funcionando a poco más del 60% de su capacidad.

La caída de la producción es una táctica de mercado de Alcoa, según fuentes del sector: «Para subir el precio del metal, Alcoa redujo producción de modo que la oferta sea menor y suban los precios. Las fábricas de A Coruña y Avilés han subsistido por la energía eléctrica barata, primero por los acuerdos de precios especiales y después como consecuencia de la compensación por la interrumpibilidad. La producción de aluminio básico tiene como principales materias primas la bauxita y la energía eléctrica. En países con recursos hidroeléctricos, como Canadá o Islandia, producir es barato. Pero han ido cerrando las plantas donde la electricidad es cara, como es el caso de Italia».

(…) Fuentes del sector aluminero reconocen que «no es normal» que se apliquen esos incentivos eléctricos a las grandes consumidoras cuando España «produce un 30% más de electricidad de la que consume».

En efecto, el cierre de las plantas de La Coruña y Avilés está premeditado desde tiempo atrás. Un vistazo a reuters.com y su publicación «Alcoa tiene en el punto de mira fundiciones europeas de alto costo» o a la crónica «La crisis europea fuerza pérdidas en Alcoa» de ft.com (09/01/2012) nos retraen al cierre de la contaminante fundición italiana de Portovesme y de instalaciones inactivas en Tennessee y Texas, así como a un plan de reducción parcial y progresiva en la producción de esas dos instalaciones en España, justificando la invariabilidad de un bajo precio de venta del aluminio al tiempo que consideran elevados los costes eléctricos europeos. La estrategia seguida fue la misma: amenazar con cierres poco antes de la negociación de precios eléctricos, presionar para obtener subsidios y retrasar la presentación de los resultados del cuarto trimestre.

Días después de las amenazas, los titulares de prensa se hacían eco de la continuidad de Alcoa: «Alcoa descarta los despidos de Avilés y La Coruña«, «Alcoa mantiene las plantas de Avilés y A Coruña al menos este año«, «Alcoa retira los ERE de las fábricas de La Coruña y Avilés tras obtener un precio bonificado de la luz«, «Alcoa retirará el despido colectivo de Avilés y A Coruña«, «Alcoa da marcha atrás con los despidos en A Coruña y Avilés«. Curiosamente al fin, la empresa había logrado en la repesca de la subasta de interrumpibilidad unas retribuciones suficientes para reducir el gasto energético en ambas plantas.

En enero de 2015, Alcoa publicaba sus buenos resultados económicos del cuarto trimestre de 2014.

De modo que la razón de las plantadas patronales en España no es un alto precio de la electricidad, como aseguran Duchamp o algún medio extranjero, desconocedores del mercado eléctrico español, sino el mal resultado para Alcoa de la primera subasta de retribuciones (o compensaciones, o ayudas, si así lo desean) por interrumpibilidad eléctrica, error de gestión que venía a empeorar una situación de crisis mundial para la maximización de los beneficios del capital esta empresa.


# El tercer enlace del bloguero dirige al artículo de reuters.com «Alcoa completa el cierre de la fundición de aluminio en Australia» (31/07/2014),  del que extraemos los siguientes textos traducidos:

Alcoa Inc cerró el viernes su poco rentable fundición de aluminio Point Henry en Australia, lo  que subraya las extremas condiciones de mercado que enfrentan los productores en medio de una avalancha de nueva capacidad china (…)

Alcoa anunció en febrero su intención de cerrar progresivamente las operaciones ede la fundición de 51 años, al determinar, tras una revisión de dos años, que no había manera de rentabilizar la instalación (…)

Aunque Alcoa y otros productores cierran viejas instalaciones que ya no pueden competir, la industria china del aluminio se está expandiendo, aunque a un ritmo mucho más lento que en la última década.

Morgan Stanley (…) señala que, desde abril, el ratio de funcionamiento diario de China ha caído por debajo de los niveles pico de 2013, en parte debido a sus tarifas de consumo de electricidad.

No sé ustedes, pero en ningún lugar leemos que la industria china del aluminio se expanda porque el carbón le garantice menores precios eléctricos frente a una «carestía de energía renovable» en Australia e Italia, sino que la obsoleta planta de Alcoa no era rentable por las condiciones de operación. Basta con leer en wsws.org el análisis «Alcoa Australia anuncia cierre de fundición y despido de 1.000 trabajadores» (19/02/2014) para darse cuenta de las reales causas del cierre:

En medio de una crisis económica mundial que empeora, y al final del auge de la inversión minera que ha sostenido el crecimiento económico en Australia tras la crisis financiera de 2008, cada pocos días se presenta un anuncio empresarial de nuevo cierre de  planta o de despido masivo (…)

Ejecutivos de Alcoa en EEUU afirmaron que una revisión, iniciada dos años antes, determinó que la fundición y dos trenes de laminado «no tenían visos de resultar financieramente viables«. La instalación Point Henry fue iniciada en 1963, y la compañía rehusó durante años invertir en los recursos necesarios para modernizar las operaciones, que estaban entre los menos eficientes a nivel internacional (…)

La producción mundial de los países capitalistas avanzados se está desplazando hacia Oriente Medio y Asia, principalmente para incurrir en menores costes de energía. La reestructuración se está acelerando por un exceso de oferta de aluminio en los mercados mundiales, esencialmente por la ralentización de la demanda china. Los precios del aluminio han caído desde cerca de 3.200 dólares por tonelada en 2008 a unos 1.800 $/t.Todos los grandes productores están cerrando sus plantas menos rentables. Alcoa está construyendo la fundición de menor coste del mundo en Arabia Saudita, empleando electricidad generada a partir de las baratas reservas de petróleo nacionales, mientras cierra fundiciones en EEUU, Italia, España y ahora Australia. La compañía también está amenazando con cerrar sus tres plantas en Quebec, Canadá, tras el aumento de sus costes de electricidad.

Efectivamente, la transnacional se deslocaliza a países sin política regulatoria de ayudas de estado, sin vigilancia ambiental y sin planes de eficiencia energética. «Alcoa quiere ser gigante en Oriente Medio«, leemos en laopinioncoruna.es.

No hay de dónde sacar que Alcoa cierra en Australia porque le resulta más rentable la electricidad del carbón; en la página 21 del Annual Report 2013 de Alcoa se cita que la propia fundición Point Henry se autoabastece en un 40% desde una central de lignito con contratos de explotación a largo plazo y adquiere el resto a la red, pero desde 2014, la planta debía suministrarse en un mercado nacional de precios variables, que no interesa a la compañía. La afirmación de Duchamp es tanto más absurda cuanto se sabe que Australia genera el 72% de su electricidad con carbones.

Por otro lado, desconocemos qué fuente le ha iluminado para estar al tanto de los precios de la electricidad industrial en China, ni siquiera se conocen a ciencia cierta en los mercados. En wantchinatimes.com se cita: «Es imposible saber con exactitud cuántas tarifas de electricidad existen en China continental, según un informe que dice que ni los funcionarios del gobierno que supervisan las compañías eléctricas ni siquiera las personas que trabajan allí tienen una respuesta firme«. Si, como reproduce ese medio, las tarifas para grandes usos industriales fueron de 0,10 $/kWh en 2010, desde luego resultaron superiores a las europeas.

Por cierto, si Alcoa está presente en Noruega, Islandia o Canadá, es porque sus sistemas, fuertemente basados en energías renovables, gozan de precios muy competitivos.

La enésima conclusión vuelve a ser clara y tajante: Resulta absolutamente falso que la espantada de la contaminante Alcoa se deba a las energías renovables. Y a cada publicación, la palabrería de estos embaucadores se va desvelando irremediablemente, pasando del ridículo al esperpento.

 

Argumentaciones contra escépticos, I

Una de las conjeturas blandidas por los escépticos sobre el cambio climático antropogénico para oponerse a la responsabilidad humana sobre la reducción de emisiones de CO2, CH4 y N2O es que los ciclos de calentamiento y enfriamiento del planeta se deben únicamente a la actividad solar, no a los gases de efecto invernadero. Según esta afirmación, las temperaturas aumentarían de acorde a una mayor presencia de manchas en nuestra estrella, y descenderían paralelamente cuando se da menor cantidad.

Pero ¿cómo lo demuestran? Todo lo que publican es un gráfico parcial de los ciclos solares, acompañado de la aseveración de que las temperaturas siguen la misma curva y la promesa de que el planeta se enfiará en breve conforme a una prevista bajada en el número de manchas solares. Si cualquiera de esos especuladores del enfriamiento global tuviera un mínimo afán investigador no podría resistir a la tentación de contrastarlo con las anomalías térmicas en el mismo período para convencernos de sus manifestaciones, ¿cierto?

Les bastaría con cruzar los registros del GISS Surface Temperature Analysis (GISTEMP) y del International Space Environment Service (ISES), organismos de los que se sirven cuando tienen la ocasión de atrapar algún dato truncado que les convenga para sostener sus supuestos, como por ejemplo un mes puntual cuya anomalía a la baja no repita récord de calentamiento.

Pero ya les ahorro el trabajo; curioso que es uno.

He aquí las dos series comparadas a lo largo de los períodos comunes hasta la fecha (enero 1991 – agosto 2014), con gráficos presentados en diferentes referencias axiales, y con curvas de tendencia:

Número de manchas solares y anomalías térmicas de la superficie global en centésimas de °C. Gráfico monoaxial

DAVIDCABO-GISS-ISES-biaxial

Número de manchas solares y anomalías térmicas de la superficie global en centésimas de °C. Gráfico biaxial

Bien, ¿dónde está esa supuesta correlación entre la actividad solar y las variaciones de temperatura global?

Pues simplemente, al menos en la escala de los datos disponibles, no existe.

La mejor defensa, el humor

Que el anti-renovables y negacionista cambioclimático Mark Duchamp te acuse, en uno de sus innumerables blogs gemelos, de sesgo cognitivo, confusión y charlatanería, y te censure la réplica, es patológico, patético o, cuanto menos, el colmo.

Ante ese repetitivo tipo de dogmas, bajezas y distorsiones del comportamiento tengo tres opciones:

  1. Denuncia por difamación
  2. Perder el tiempo en una nueva defensa técnica que evidentemente no querrá ser entendida
  3. Volver a reírme un rato.

 

Empezaré optando por la tercera…