De cómo la UE redujo sus gases de efecto invernadero en 2014

Ante el comunicado de prensa de Eurostat al respecto de la reducción de un 5% en las emisiones de CO2 de la Unión Europea [UE] debidas al consumo energético en 2014 respecto de 2013, y vista la repercusión mediática del mismo así como la tendencia a atribuir el efecto a la eficiencia energética, he decidido asesorar a Ecologistas en Acción formulando lo siguiente:

  1. METODOLOGÍA. Las estimaciones provisionales de emisiones de Eurostat son avances basados en sus estadísticas mensuales sobre el consumo final interior de productos energéticos de origen fósil, exclusivamente, en los países de la UE. No incluyen las emisiones por incineración de residuos u otros focos, ni las emisiones indirectas por la transformación de combustibles importados. Tampoco cuentan con coeficientes de conversión actualizados en función del poder calorífico de cada fuente y del rendimiento de las centrales de combustión, y evalúan solamente el dióxido de carbono [CO2], que supone el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero [GEI]. En general, las sumas mensuales de consumos suelen aparecer subestimadas y estimaciones pasadas se han revelado demasiado optimistas ante la realidad.
  2. VARIABLES. Puesto que varios factores como las condiciones climáticas, el crecimiento económico, el tamaño de la población, el transporte o las actividades industriales tienen un efecto importante en la demanda energética, así como en menor medida los precios y tasas de la energía y las medidas de eficiencia energética, es esencial comparar estas variables con los consumos en 2013 y 2014 antes de aventurarse a atribuir las disminuciones a cualquiera de ellas. Evidentemente, se habrá de focalizar el análisis en los países con mayores consumos y emisiones con el fin de sacar conclusiones más certeras. Esos países son Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Polonia, España y Países Bajos.
  3. HISTORIA. Según los datos de 2012 completos y consolidados de la Agencia Europea del Medioambiente, la energía fue la responsable del 77% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE-28. Las emisiones de los sectores de la edificación (vivienda y servicios), muy variables en función de la climatología, supusieron un 14%. Los mayores sectores emisores fueron la industria energética (30%), que ha reducido sus emisiones absolutas un 12% respecto de 2007, y el transporte (19%), en que han bajado un 10% en el mismo período. Hasta la crisis bancaria, el aumento de GEI en ambos sectores anulaban o socavaban los efectos de la eficiencia en otros como manufactura, construcción y procesos industriales, o de la reducción de actividad en la agricultura. Podemos decir que, desde 2008 y hasta el momento, es la mala salud de esta macroeconomía del crecimiento -concebida sobre el consumo energético masivo- y sus restricciones de gastos la que facilita las disminuciones de emisiones.
  4. EFICIENCIA. Es innegable que en la Unión Europea se han promovido programas de eficiencia y reducción de GEI, tanto en la intensidad energética como en las emisiones por unidad energética y por unidad económica. No obstante, difícilmente una reducción del 5% de las emisiones energéticas de CO2 en un solo año puede deberse a las citadas mejoras, con un índice máximo en la historia reciente inferior al 3% en la reducción conjunta del ratio de todas las emisiones de efecto invernadero por unidad energética [fig.1] contando todos los sectores, y poco mayor del 4% más concretamente en los edificios [fig.2] o extraordinariamente en la industria. En lo que respecta al consumo de energía primaria por unidad final de energía, el panorama de la UE-28 es más bien desolador, al no haber mejorado la eficacia en la transformación de las fuentes.
Fig.1

Fig.1. Emisiones de GEI por unidad de energía final consumida. Todos los sectores. UE-28

Fig.2

Fig.2. Emisiones de GEI por unidad de energía final consumida. Sector residencial-servicios. UE-28

  1. CIRCUNSTANCIAS. El mayor descenso relativo anual (-7%) de los gases de efecto invernadero generados en la UE-28 se produjo en 2009, coincidiendo con una caída (-4% a precios constantes) del Producto Interior Bruto [PIB] por habitante y con una contracción (-6%) de la demanda energética final a pesar de aumentar (+2%) los grados-día de calefacción. En 2011, las emisiones habían disminuido también en parámetros interanuales (-3%) tras un repunte en 2010, casi en paralelo con el consumo energético (-5%) a pesar del alza (+2%) de la Renta per Capita [RpC]; sin embargo, el ratio de emisiones por unidad de energía consumida había crecido (+2%), resultado que eliminaba la hipótesis de la eficiencia energética. El año 2014 no se encuentra en un caso similar al de 2009, puesto que el PIB de 2014 ha sido un 1% superior al de 2013, sino más parecido a 2011. Sólo se puede explicar por la meteorología.
  2. RAZONAMIENTO. En efecto, en un continente relativamente frío la demanda de calefacción de los edificios no es despreciable. En el estudio de los parámetros que inciden principalmente en las emisiones y el consumo energético puede hallarse más paralelismo con las variaciones de los grados-día de calefacción que con las variaciones del PIB por habitante [fig.3]. Cuando apenas varían los grados-día, como en 2000, 2005, 2007 y 2009, sería la evolución de la renta per capita la que marcaría la deriva del consumo energético y de las emisiones de GEI. Este parece ser el caso general salvo la particularidad de 2006, cuando el alza de la RpC atenuó el efecto del declive de la demanda de calefacción. Tal fenómeno resulta patente dado que el consumo energético de los edificios, representado por el de los sectores Residencial y Servicios, supone el 40% del total de la energía final; en coherencia, la fidelidad entre los grados-día y sus curvas de energía final y emisiones es manifiesta [fig.4]. En lo que atañe al sector Industria, consumidor del 25% de la energía, la evolución queda más acoplada al PIB por habitante.
Fig.3

Fig.3. Variaciones interanuales en algunos factores energéticos. Todos los sectores. UE-28

Fig.4

Fig.4. Variaciones interanuales en algunos factores energéticos. Residencial y servicios. UE-28

  1. CLIMA. Se da la circunstancia de que 2014 ha sido el año más cálido registrado en Europa e investigaciones independientes entre sí han llegado a la conclusión de que el cambio climático ha contribuido significativamente a ello. Las observaciones indican que la media europea de temperaturas atmosféricas de enero a diciembre de 2014 superó en casi 0,9 grados centígrados -ºC- el promedio de 1981 a 2010, cuando la media de 2013 presentaba una anomalía cercana a +0,4 ºC [fig.5]. Mientras que el verano resultó normal, lo que posibilitó no aumentar el consumo de aire acondicionado en la franja meridional, el invierno fue el tercero más cálido desde 1950 y la primavera, la más calurosa, con la consiguiente influencia en la reducción de consumo de calefacción en las bandas central y septentrional del continente.
Fig.5

Fig.5. Media de temperaturas anuales en Europa respecto al promedio de 1981-2010 (EURO4M)

  1. HIPÓTESIS. Si todo lo anterior es cierto, debería darse una correlación entre las temperaturas invernales suaves y la bajada de fuentes finales normalmente empleadas en calefacción. Estas fuentes son en su mayoría el gas natural y la electricidad. Consecuentemente, las emisiones habrían de seguir una curva afín.
  2. OBSERVACIÓN. Alguien tenía que realizar la ardua tarea de estimar las temperaturas medias mensuales de 2013 y 2014. He obtenido las de cinco países representativos por el consumo y las emisiones -UE-5- mediante cierto número de estaciones, como Alemania (DE:10), España (ES:10), Francia (FR:10), Italia (IT:10) y Reino Unido (UK:8) con los datos ofrecidos por el servicio GISS de la NASA y el servicio NCDC de la NOAA. Los registros han sido elegidos de manera que representaran repartición norte/sur, interior/litoral, baja/alta altitud, o influencia oceánica/continental. En casos de no disponibilidad de algún dato, he recurrido a atribuirlo por asimilación matemática conforme a observaciones cercanas y a la curva de tendencia anual. Las observaciones permiten establecer, en función de los contrastes interanuales hallados, dos bloques entre los países representativos: Los del Norte (Alemania, Francia y Reino Unido) y los del Sur (España e Italia). Ciertamente, en todos ellos se observa una notable suavidad térmica de 2014 respecto de 2013 en los meses de enero a abril y noviembre, pero la diferencia es más marcada en los territorios del norte, lo cual habrá llevado a importantes economías en calefacción. En los territorios del sur, con menos necesidad de caldeo, la variación no resulta tan significativa. Al mismo tiempo, julio y agosto de 2014 fueron menos cálidos que los del año precedente, lo cual habrá redundado en menor gasto meridional en refrescamiento [fig.6]. A continuación, hemos elaborado un cálculo simplificado de grados-día mensuales de calefacción en base 18 ºC, aplicando la diferencia con la temperatura media mensual a todos los días del mes [fig.7]. Los tres países del Norte habrían pasado en promedio de 2.900 a 2.400 grados-día anuales (-18%). Los dos del Sur, de 1.400 a 1.100 GDA (-20%).
Fig.6

Fig.6. Media de temperaturas mensuales 2013 y 2014 por agrupaciones de países

Fig.7

Fig.7. Grados día mensuales 2013 y 2014 (base 18 ºC), simplificados, por agrupaciones de países

  1. COMPILACIÓN. Procedí a recopilar para cada país los consumos internos mensuales por fuentes de energía publicados por Eurostat. En lo que respecta al consumo de carbón, he seleccionado las hullas y antracitas por un lado y los lignitos, por otro. Durante 2014 se utilizó en el conjunto de la UE un 8% menos de hullas y antracitas que en 2013; sin embargo, mientras Francia, Italia y Reino Unido economizaban conjuntamente 19,1 millones de toneladas [Mt], Alemania y España aumentaban en 2,8 Mt. Los lignitos se redujeron un 3% en los veintiocho, cargando Alemania con prácticamente la mitad de las 11,2 Mt de diferencia, principalmente no suministradas a centrales termoeléctricas. Según los recuentos de petróleo, el uso de crudo se mantuvo en la UE-28 y disminuyó un 2% en la UE-5, lo que supone casi 8,2 Mt. Por cuanto corresponde al consumo de gas natural, en la UE-28 se registró un 11% menos en 2014, tanto en los usos térmicos como en los eléctricos. Finalmente, la generación de electricidad descendió un 3% en la UE-28 y en la UE-5. En este escenario, el PIB de la UE-28 y de la UE-5 ascendió un 1% de media, desde el estancamiento de Francia e Italia hasta el crecimiento de Reino Unido (+3%) y Alemania (+2%). Acerca de los precios a consumidores finales, en promedio el gas natural subió un 2% para los clientes domésticos tipo mientras que bajó un 6% para los industriales, la electricidad resultó un 2% más cara a los hogares y un 2% menos a las industrias tipo y con una caída del 9% del coste de importación del crudo, los productos petrolíferos se abarataron entre un 4 y un 6%.
  2. ANÁLISIS. No pretendo aquí recalcular las emisiones de CO2 debidas a la combustión de combustibles fósiles, sino mostrar en qué medida unas y otros pueden estar sujetas a distintas variables. Así, he confrontado el consumo no eléctrico de antracita y lignito, derivados principalmente a hornos industriales, con el Índice de Producción Industrial [IPI]. He estudiado la influencia de los precios de importación sobre la demanda de petróleo crudo, primordialmente destinado a combustibles para el transporte. Me he ceñido a los usos térmicos del gas natural a fin de hacer comparaciones coherentes con las necesidades teóricas de calefacción. He cotejado, además, la estacionalidad de la demanda eléctrica y el efecto de las precipitaciones frente al consumo de combustibles fósiles en centrales térmicas convencionales. Considero válida para conclusiones la muestra seleccionada UE-5, pues abarca tres áreas climáticas europeas (continental, oceánica y mediterránea), alcanza el 69% del PIB de la UE-28, engloba el 63% de sus emisiones de CO2 debidas a la energía y comprende una amplia mayoría de sus consumos energéticos (55% de hulla-antracita, 42% de lignito, 58% de crudo, 67% de gas natural, 64% de electricidad).
    • Carbón. Siendo una fuente marginal para calefacción, las tendencias de consumo interior de carbones para usos no eléctricos no siguen las variaciones climáticas. La serie mensual del lignito se asemeja a la gráfica mensual del IPI de todos los sectores excluida la construcción, mientras que la serie de hullas-antracitas transcurre más pareja a la evolución del IPI de los sectores minería y la manufactura.
    • Petróleo. Dado que sólo alrededor del 10% del consumo interior se debe a los sectores residencial y servicios, la tendencia respecto a la climatología es, a primera vista, inversa a la calefacción, creciendo el transporte en los meses más cálidos. Se observa un menor consumo de crudo entre abril y julio de 2014 con mayores precios de importación, y un aumento del consumo desde agosto de 2014 coincidiendo con la bajada de los precios de los productos petrolíferos, de ahí que no se puedan hacer comparaciones climáticas fiables.
    • Gas natural. Examinando el comportamiento de la UE-5 en el uso térmico estacional (excluido el eléctrico y el consumo hasta los niveles mínimos de la curva, que podrían atribuirse a la industria y al calentamiento de fluidos), se observa una característica variación con los grados-día [fig.8]. La diferencia de 2014 sobre 2013 denota una bajada del 22% en calefacción para los países seleccionados. El ahorro de gas natural estimado para la UE-28 debido a la suavidad del clima ronda 1.520.600 TJPCS (fidelidad del 96% con la curva anual de grados-día).
    • Electricidad. Al igual que ocurre con el gas natural, los picos de la generación eléctrica siguen de cerca la estacionalidad climática [fig.9]. En la UE-5, la producción casi coincidente con la demanda térmica descendió un 24% a lo largo de 2014 en comparación con la temporada anterior. El ahorro de electricidad estimado para la UE-28 debido a la suavidad del clima se aproxima a los 84.100 GWhE (fidelidad del 95% con la curva anual de grados-día). Comoquiera que esta cuantía equivale al 69% de los 122.000 GWh menos de producción térmica convencional registrados, se puede simplificar atribuyendo a las moderaciones estacionales el 69% de las reducciones de consumo final de combustibles fósiles para usos eléctricos, debiéndose el resto a la mayor producción con renovables y residuos. Esto es, el ahorro de combustibles fósiles destinados a la producción eléctrica en la UE-28 debido a la suavidad del clima se estima en 14.200 kt de hulla y antracita, 6.200 kt de lignitos y otros 227.700 TJPCS de gas natural.
Fig.8

Fig.8. Variación del uso térmico del gas natural y de los grados-día de calefacción. UE-5

Fig.9

Fig.9. Variación del uso térmico de la electricidad y de los grados-día de calefacción. UE-5

  1. CONCLUSIÓN. He tomado las mismas referencias que Eurostat para evaluar las emisiones de CO2 de las actividades de combustión de energía fósil. Los coeficientes de poder calorífico y los índices de emisiones han sido actualizados sobre el último informe de inventario de emisiones GEI de la UE. La economía de combustibles -gas natural, mayoritariamente- por la suavidad climática alcanza los 49.200 kilotoneladas equivalentes de petróleo [ktep]. Aplicados los factores de emisiones de CO2 y de oxidación a cada fuente, el ahorro de emisiones por menor uso de combustibles en la UE-28 debido a la bonanza invernal en 2014 se acerca a 134.900 ktCO2 [fig.10]. Este cómputo representa el 80,6% de la reducción de emisiones avanzada por Eurostat. Ello significa que la reducción de CO2 de la combustión fósil debida a parámetros no climáticos se acota en unos 32.500 ktCO2; esto es, que la disminución de emisiones se limita al 1% por factores ajenos a la temperatura (renovables, eficiencia, economía, precios).
Fig.10

Fig.10. Ahorro de emisiones de CO2 por la suavidad climática de 2014 en la UE-28

Desde la óptica técnica queremos alertar de que los titulares optimistas sobre las emisiones de 2014 en Europa basados meramente en los resultados estadísticos mostrados, sin entrar a valorar su carácter parcial y la importante incidencia de una meteorología benévola, son desacertados. Solicitamos se maticen los datos publicados y contextualice la responsabilidad de nuestro continente en las emanaciones mundiales de dióxido de carbono.

De otra manera, podría llevar a engaño el que un invierno menos riguroso y un verano más fresco en Europa repercutan favorablemente en la reducción absoluta de las emisiones, obviando

a) que el momento en que nos encontramos es resultado ya de un cambio climático exacerbado a nivel mundial que sufrirán más dramáticamente otras regiones,

b) que las emisiones de la industria y del transporte son prácticamente ajenas a la climatología y cualquier alza de estos sectores reduce la incidencia de las temperaturas,

c) que la creencia en una atemperación asentada providencialmente sobre nuestro continente puede relajar la concienciación sobre la eficiencia energética de edificios y equipamientos.

El ciudadano europeo podría especular ante los discursos triunfales que aún hay margen para el crecimiento, olvidar que en ese descenso de 8,8 a 7,4 toneladas equivalentes de CO2 por cabeza en veinte años se esconden en buena parte emisiones indirectas en países terceros debidas a la deslocalización de la producción de bienes que consume, ignorar que ya solamente su huella de carbono sobrepasa toda la capacidad biológica del continente.

La Unión Europea forma parte de los grandes responsables del efecto invernadero descompensado. Haber recortado eficazmente sólo 32,5 de las 29.000 MtCO2 anuales necesarias en el mundo para estabilizar el clima (DICE, 1994) es la viva muestra de cuán lejos nos encontramos del objetivo.

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